La Crónica: Encuentro con Nicolas Cage (Sitges 2018)

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Los primeros cuatro días en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Catalunya, también conocido como el Sitges Film Festival, han dado para mucho. Trece películas, carreras para llegar a las sesiones, pocas horas de sueño y reencuentro con muchos amigos y amigas apasionados por el cine. Pero uno de los momentos más especiales ha sido este que os cuento ahora: el encuentro con Nicolas Cage.

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Entré a la sala en la que se realizaba el evento organizado por la Fundación AISGE dentro del festival de Sitges. Era el sábado 7 de octubre por la tarde, no quedaba ningún asiento libre y tuve que verlo todo de pie, tomando notas como buenamente pude. En la sala nerviosismo y las premisas de que no se podían hacer fotos ni preguntas durante el acto. Un arranque un poco decepcionante para una actividad con tan altas expectativas. Pero de repente, entró Nicolas Cage, que el día antes había recibido el premio honorífico, acompañado de Mike Hostench, subdirector del festival, y a todos se nos cambiaron las caras. Tupé, barba rasurada, anillos de un tamaño desproporcionado que se veían claramente desde la otra punta de la sala y unas anécdotas y conocimiento del cine que nos dejó a todos con la boca abierta.

¿Como te convenció Rob Zombie para hacer de Fu Manchú en el tráiler de «Werewolf Women of the SS»?

Era amigo de Johnny Ramone, coleccionista empedernido de cine y cómics. Nos juntábamos en su casa para ver películas clásicas de terror y de serie B con Rob Zombie, Eddie Vedder y Vincent Gallo. Allí forjé amistad con Rob. Es un hombre del Renacimiento, sabe imprimir su sello personal tanto en la música como en el cine que realiza. También admiro mucho a su esposa Sheri Moon. Con Rob nos hicimos tan amigos que le regalé uno de mis bienes más preciados: una cabeza jíbara. Cuando me preguntó si quería participar en el tráiler no lo dudé un segundo. Evidentemente no cobré nada por ello, y el bigote que me pusieron me quedaba genial. Por cierto, participé en «Wicker Man» porqué había visto la película en casa de Johnny.

¿Que influencias te han marcado más en tu carrera profesional?

En mi infancia cuando salía de la escuela me iba corriendo a casa y me sentaba en la alfombra del comedor. Era mi alfombra mágica, me ponía delante de mi Zenith de pantalla ovalada y veía películas y programas sin parar. Uno de los papeles que más me ha marcado en la vida es el de Charles Bronson en «Hasta que llegó su hora» de Sergio Leone. Su presencia, sus silencios… Uno de mis ídolos de infancia fue Ray Harryhausen, y tuve el honor de conocerlo en una fiesta con la princesa de Tailandia. Allí le dije que era mi héroe. Había salvado mi infancia. Me preguntó cual era mi película favorita y le dije «Jason y los Argonautas». También soy un gran admirador de Ishiro Honda y sus películas de «Godzilla».

¿Que supone ser productor en una película?

Supone tener el privilegio de organizar una cena y poder escoger a los invitados. En «La sombra del vampiro» pude mezclar a Willem Dafoe y John Malkovich, dos grandes actores que provienen de dos escuelas de interpretación con filosofías completamente diferentes. Escogí a E. Elias Merhige en la dirección, porqué me marcó su «Begoteen». Una obra que deja escenas marcadas en tu cabeza y que también ha influenciado a Panos Cosmatos.

¿Como afrontas tu actuación en una película de terror?

Lo importante es el tono. Hay que concentrarse al 100% independientemente del género de la película. No hay una fórmula mágica y cada uno trabaja a su manera. En mi caso no hay grandes diferencias cuando me enfrento a un papel u otro. Los seres humanos somos seres de enorme complejidad, con muchas capas, y si que he aplicado técnicas de géneros diferentes entre sí, comedia al terror y terror a la comedia. Un ejemplo de ello es «Mom and Dad», una obra de terror con la que te puedes reír. Creo que sobretodo lo que hay que hacer es facilitar las cosas al máximo al director para que todo funcione correctamente.

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¿Provenir de una familia de cine te han hecho interesarte por otros aspectos aparte del de la interpretación?

Me interesa todo. Como actor no doy consejos al director y no me meto en otros oficios. No me meto en la sala de montaje. Cada uno tiene su papel en una película e intento dar lo mejor de mi para el director.

¿Que nos puedes explicar sobre el género de acción?

Tengo una buena anécdota sobre «Bangkok Dangerous» de los hermanos Pang. Son dos hermanos gemelos de Hong Kong que viven en Tailandia. Les encantaba engañarme y hacerse pasar el uno por el otro. En pleno rodaje hubo un golpe de estado, tanques y gente armada ocupaban las calles y Danny Pang me dijo riendo: «Hey Nic! Bangkok is dangerous!». Me marché en barca hasta el hotel donde estaba mi mujer y mi hijo y nos fuimos en un avión a Corea. Cuando la cosa se calmó volví para acabar el rodaje.

¿Tienes alguna anécdota con John Woo?

John Woo no paraba de decirme en «Cara a cara»: «¡Ponte recto!». Para inspirarme no para de ver «Una bala en la cabeza». Me dio libertad absoluta para actuar. Woo tiene una capacidad increíble, tiene 10 monitores para controlar una escena y los ve todos a la vez. Si te acercas hasta te parece escuchar como su cabeza suena procesando toda la información.

¿Aceptaste participar en «Mandy» por su guion?

Me interesé por el proyecto gracias a Elijah Wood, que me puso en contacto con el director Panos Cosmatos. Soy un absoluto fan de «Beyond the black rainbow» y quería trabajar con él. Cosmatos me propuso el papel de Jeremiah Sand, pero creí que como Red Miller podría dar mucho más de mí. La película gira entorno a la perdida, y tanto Cosmatos como yo perdimos recientemente a nuestros padres. Lo que más admiro de la película es su calidad lírica en una primera parte que te hace prepararte para la eclosión de la violencia en su segunda parte. Hay que invertir esfuerzo en la primera para poder soltarse en la segunda. Tuve un accidente durante el rodaje. Me rompí una pierna y estuve tres meses escayolado. Toda la frustración e ira acumuladas, las aproveché para la película.

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En unas declaraciones en «The Guardian» decías que sin trabajo puedes ser autodestructivo.

Quiero ser constructivo. No significa que si no estoy haciendo nada me vuelva autodestructivo. No hablo de drogas. Me gusta tomar una copa de vez en cuando, pero por mi trabajo, no tengo ni tiempo de beber. Hubo un tiempo en el que iba de casting a casting y me rechazaban en todos. Un día me dije que si no me cogían en el siguiente, me haría pescador. Al final se ve que no hizo falta. Mi trabajo, ensayar, practicar cada día… Me hacen mejor actor y mejor persona.

Eres un gran fan del cine japonés.

Las actuaciones que más me han marcado en mi vida han sido las de Toshiro Mifune en las películas de Akira Kurosawa. Especialmente en «Rashomon», donde creo que consigue una de las mejores actuaciones de la historia. También me emociona el monólogo que realiza en «El infierno del odio», cuando después de perder toda su fortuna, dice que volverá a levantar su imperio zapato a zapato. Toda una lección de vida. Me gustan mucho «Cuentos de la luna pálida» de Kenji Mizoguchi y «La balada de Narayama» de Shohei Imamura. Me causó un gran impacto Taksuya Nakadai en Harakiri de Masaki Kobayashi. En esa obra hay una escena que dura 20 minutos en que se mezclan la quietud y la tensión con maestría. Intenté trasladar la mirada hipnótica del personaje a mi papel en «City of Angels».

También te gusta la televisión.

Las interpretaciones de Bill Bixby en «La dimensión desconocida» y de Robert Culp en «Más allá del límite» han tenido influencia directa en mi interpretación. Son los arquitectos del miedo.

Y el western.

Charles Bronson en «Hasta que llegó su hora» es una de mis actuaciones de referencia. Soy muy fan de Sergio Leone y son icónicas la músicas de Ennio Morricone y las actuaciones de Clint Eastwood.

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¿Que relación tienes con los festivales de cine?

Los festivales han formado una parte importante de mi carrera. Son un gran ecosistema en el que se mezclan actores, directores, fans y suponen un impulso para proyectos y talentos jóvenes. El género fantástico en concreto, permite trabajar a los artistas de una forma más abstracta. En una película realista, no se puede experimentar tanto con la actuación como en una obra alternativa o fantástica. Hay que abrir las puertas a la expresión.

Dirigiste en 2002 la película «Sonny».

Me vienen ganas de volver a dirigir, cosa que no quita para que siga actuando. De hecho, no quiero dejar la actuación. Quiero actuar eternamente. Dirigir la película fue una liberación a nivel de actuación, pero fue una presión tener que explicar los diferentes matices a los actores y actrices sobre sus personajes. Al llegar a casa no paraba de pensar en los personajes, pero con el enfoque de director. Es una película difícil de encontrar pero vale la pena verla. Creo que conseguí algunas de las mejores actuaciones de ese reparto, que contaba con James Franco y Mena Suvari como cabezas de cartel.

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Después de 60 minutos de entrevista, Nicolas Cage se tuvo que marchar. Nos dejó con ganas de escuchar más anécdotas, y a su vez, con una sonrisa en la cara por su proximidad y conocimiento del mundo del cine.

¡Un aplauso para el festival de Sitges, la fundación AISGE y para el gran Nicolas Cage!

5 respuestas a “La Crónica: Encuentro con Nicolas Cage (Sitges 2018)

  1. Querido hombre sin piedad,

    Que gran placer leer esta entrevista, denota tu pasión por el cine así como unos amplios conocimientos. Las preguntas me han parecido igual de buenas que las respuestas, al igual que los detalles y una excelente transcripción. Chapeau.

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