La masterclass de hoy nace de lo fortuito. Con Sergio, el autor de la Masterclass, nos conocemos de hace muchos años, coincidimos en la universidad, pero nunca hemos tenido demasiada relación. Cortesía y buen entendimiento, pero sin que la cosa fuera a más. Después de años sin saber el uno del otro, un encontronazo por la calle nos hizo explicarnos cómo nos iba la vida. Yo le hablé del blog y el me comentó que también era un apasionado del cine y que organizaba la presentación y proyección de un documental cada mes en un centro cívico de Girona. Justo esa semana los dos íbamos al Festival de Sitges y me comentó de su atracción por el cine coreano. Lo que se suele llamar un amor a primera vista. De ese encontronazo nació la colaboración en el blog: una masterclass sobre la última película del director Hong Sangsoo.
En la playa sola de noche: Altibajos de una mujer en duelo
por Sergio L. Morente
Resulta prácticamente imposible para un enamorado describir a su amado o amada. No es ya una cuestión de encontrar las palabras adecuadas, sino de hacer partícipe a un tercero de la subjetividad de la propia mirada, tarea nada fácil y fácilmente condenada al fracaso. Algunos dirán que es empresa de poetas, pero lejos están los poetas de no fingir sus sentimientos, siendo su intención, precisamente, conmover al lector con sus palabras, más que sentir lo que afirman sentir. Y aun siendo consciente de ello no puedo evitar sentir yo mismo la necesidad de explicar por qué En la playa sola de noche, dirigida por el realizador surcoreano Hong Sangsoo, es mi película favorita del año.
La trama de la cinta es de lo más simple. Dividida en dos partes, nos hace partícipes del duelo vivido por la protagonista (una conocida actriz en su país) tras el fin de su relación con un hombre casado (este un famoso director de cine). La primera se desarrolla en Hamburgo, ciudad en la que la chica, necesitada de un cambio de aires, ha decidido instalarse; la segunda nos la muestra a su vuelta a Corea del Sur varios meses después. En ambas la vemos rodeada de amigos y conocidos, hablando, pasenado, comiendo y bebiendo, lo que de entrada debería ponernos sobre aviso: incluso titulándose En la playa sola de noche, estamos ante una película sobre la soledad de alguien a quien raramente vemos solo.
Las escenas se encadenan una tras otra, lo mismo que las conversaciones y los vasos de soju o de cerveza, sin que nada aparentemente importante suceda, pero dejando en el espectador una honda sensación de tristeza. Escenas en las que la protagonista actúa delante de los demás ocultando su dolor lo mejor que puede, apenas salpicadas de vagas menciones a su antiguo amor, en las que sólo una serie de pequeños indicios (el hambre voraz que dice tener a cada rato en la primera parte de la película, por ejemplo) dejan translucir el interior destrozado de la chica.
Y es que, al contrario que en la gran mayoría de películas que llegan a nuestras pantallas, trufadas de obscenos subrayados tanto de elementos de la trama como de los sentimientos de unos personajes excesiva y artificialmente construidos, Hong Sangsoo ha hecho de la sutileza una de sus marcas de fábrica. Poco importa aquello que sus personajes estén haciendo o diciendo, pues son sus pequeños gestos, y en especial sus contradicciones, aquello que revela ante nosotros su carácter, exigiendo al espectador, eso sí, un nivel de alerta y atención que puede fatigar a más de uno.
Además, la fluidez de la cámara de Hong puede hacernos olvidar que estamos constantemente ante planos-secuencias larguísimos, auténtica prueba de fuego para unos actores en estado de gracia (la protagonsita, Kim Minhee, ganó el premio a la mejor actriz en la pasada edición de la Berlinale), colocándonos en un punto de vista privilegiado para presenciar, sin ánimo de resultar exagerado, lo más parecido a la pura “realidad” que he visto en el cine de ficción contemporáneo. Esto, unido a un exquisito sentido de la composición y el equilibrio en los encuadres, da pie a que, sin lugar a dudas, su cine suponga una auténtica educación para la mirada.
No conforme con esto, Hong es también especialista en alterar el tono en el interior de las escenas con una naturalidad desarmante, cogiendo al espectador totalmente por sorpresa, por ejemplo cuando un comentario poco afortunado de algún personaje (a menudo tras haber bebido unas copas de más) desata una pequeña tormenta en lo que segundos antes era una apacible reunión de amigos. En ocasiones, la tensión recién creada en el ambiente escala rápidamente hasta llegar a incomodarnos, para finalmente deshincharse y hacer que todo vuelve a la normalidad. O puede que no y quizás simplemente los personajes optan de nuevo por fingir encerrados en su perpetua corrección social. Tan cierto es decir de En la playa sola de noche que es una película sin conflicto como decir que hay tantos conflictos en ella como personajes.
Y eso sin contar con algún que otro toque a lo David Lynch que rompe absolutamente con la atmósfera realista de la cinta, haciéndonos dudar de si lo que hemos visto no habrá sido sino un sueño, seguramente con la idea de exasperarnos en nuestro afán por “entender” la película, pues como él mismo afirma (y en jocosos gestos de autorreferencialidad ha hecho afirmar también a menudo a varios de sus personajes en anteriores largometrajes, la mayoría directores de cine), no quiere que la “entiendas”, sino que “reacciones” a ella.
Tras más de veinte años de carrera y veintiún largometrajes, parece que Hong Sangsoo ha llegado a nuestras pantallas para quedarse. En la playa sola de noche supone su cuarto estreno en salas y, en mi opinión, una de las cimas de su carrera de los últimos años. Genuino “trabajador en régimen de autónomo” de la industria del cine (la empresa de su propiedad, Jeonwonsa, produce únicamente sus películas), además de conocido por rodar siempre escribiendo las escenas la noche antes de cada día de grabación, Hong Sangsoo encadena proyectos como vasos de cerveza sus personajes, regalándonos una nueva muestra de genialidad a ritmo de, cómo mínimo, una película por año (¡tres en 2017!). Resumiendo: como Woody Allen, pero en bueno.
Articulo en PDF aquí: En la playa sola de noche.