
Las colecciones de Filmin siempre son motivo de jolgorio para descubrir determinadas películas o saldar cuentas pendientes. En esta ocasión, me he acercado a una colección que contenía muchas de las grandes películas europeas de los últimos tiempos. En las recomendaciones de hoy: 5 películas de la colección «Hits europeos» de Filmin.

The Party (2017)
de Sally Potter
Janet ha sido nombrada ministra. Para celebrarlo, varios amigos se han juntado en su casa, pero los secretos y engaños pronto se abren paso.
La directora y guionista Sally Potter pone toda la carne en el asador en los escasos 70 minutos que dura The Party: un reparto de estrellas, un guion repleto de diálogos afilados y un ritmo frenético en un espacio reducido en el que los personajes entran y salen de las habitaciones y de sus propios fantasmas. Quizá no consiga que estallemos en carcajadas, pero seguro que nos hace sonreír con los giros argumentales y el histrionismo alcanzado por algunas de las actuaciones. En mi caso en particular, desconocía la faceta cómica de Cillian Murphy, Patricia Clarckson y Bruno Ganz, unos actores y actrices que han centrado sus carreras en el drama y el thriller. A través de un blanco y negro que muestra su tono de comedia clásica y subraya el claroscuro de las personalidades encerradas en la casa, Potter aborda sin tapujos temas complejos como el feminismo, la maternidad, la amistad, las terapias alternativas o la dependencia emocional. Uno de sus grandes aciertos es no dejar claro el posicionamiento político de cada personaje, pudiendo jugar el espectador a identificar la ideología de cada uno de ellos, aunque pongo la mano en el fuego al afirmar que entre conservadores y laboristas, cuando surgen determinados conflictos, apenas se vislumbran diferencias.

Custodia compartida (2017)
de Xavier Legrand
Myriam y Antoine se divorcian. Ella solicita la custodia exclusiva de su hijo menor de edad Julien para protegerlo de un padre al que acusa de violento. Antoine defiende su visión de padre despreciado y solicita la custodia compartida.
Acercarse al debut de Xavier Legrand tras haber disfrutado de la turbia El sucesor (2023), le pone a uno en antecedentes sobre lo que se va a encontrar. Un film frío, áspero y que consigue alcanzar cotas de tensión y tragedia elevadas. En su segunda película, la premisa y giro argumental le pueden sacar a uno de la narración (no en mi caso), y en su debut tras las cámaras, la propuesta es incluso más consistente e incómoda. El proceso de separación en un despacho entre un padre acusado de ser violento y una madre manipuladora de la opinión de su hijo menor abre la ópera de Legrand, pero el film está en constante mutación de géneros. Pasa de ser una película de juicios, para recorrer el costumbrismo, el thriller e incluso el terror. Nos envuelve rápidamente un halo de incomodidad al ver la manipulación a la que se somete al hijo pequeño de la familia. Todo en una escalada que alcanza su cenit en un desenlace violento y opresivo. Denis Ménochet es pura animalidad. El director y guionista de Custodia compartida reconoce la influencia que obras como La noche del cazador (Charles Laughton, 1955) o El resplandor (Stanley Kubrick, 1980) han tenido en su debut, algo fácil de rastrear al ver la película. Arrasó en los premios César de cine francés y obtuvo el premio del público en el Festival de San Sebastián, pero creo que a nivel personal lo mejor que puedo decir de ella es que hasta ahora Te doy mis ojos (Icíar Bollaín, 2003) era mi única película de cabecera para mencionar films que traten la violencia de género de forma explícita y en profundidad. Hasta ahora.

El Triángulo de la Tristeza (2022)
de Ruben Östlund
Carl y Yaya, una pareja joven de modelos e influencers, son invitados a un crucero de lujo. Una tripulación entregada brinda todas las atenciones necesarias a los ricos pasajeros.
A Östlund le gusta hacer sátiras sobre el absurdo de elevados entornos culturales y socioeconómicos. En The Square (2017), el foco se centraba en el arte contemporáneo y en la superioridad moral de la avanzada sociedad sueca. En El Triángulo de la Tristeza vuelve a la carga para diseccionar el mundo de las apariencias, los cruceros de lujo y los roles de poder. La película consigue mostrar a personajes tan despreciables y extremos, que cuando la narración sufre una rotura y los ricos comienzan a pasarlo mal, pero mal de verdad, es imposible no sentir una profunda satisfacción al presenciar sus calamidades. Incluso aunque lo que se ve en pantalla resulta profundamente desagradable y escatológico. La amoralidad de los ricos puesta a prueba con la inmundicia. La rotura se sigue abriendo paso y los roles de poder se desdibujan y tergiversan para acabar en un Gran Hermano Miserable (¿no lo son todos?) en el que teorizar sobre el matriarcado. La producción sueca cuenta con un actor de Hollywood, Woody Harrelson, que ha participado por su veneración hacia el trabajo del director y a lo atractivo del personaje que reencarna, un capitán de crucero socialista y alcohólico con muy pocas ganas de aguantar las tontearías de sus engreídos pasajeros. Otra Palma de Oro en Cannes para un director que no deja de darnos alegrías ridiculizando el mundo de los ricos.

La tutoría (2024)
de Halfdan Ullmann Tøndel
Armand y Jon son dos niños de 6 años que van a la misma escuela. Un conflicto entre ellos provoca que la escuela convoque a sus progenitores para abordar el conflicto. La sesión de mediación desencadena un conflicto que va más allá de las aulas.
La carta de presentación de Halfdan Ullmann Tøndel es un debut en largometraje que partiendo del cine social y el thriller familiar abraza una propuesta autoral que se atreve a ser disruptiva en género y forma, en el que se vislumbra el ADN y origen del noruego, nieto del director Ingmar Bergman y la actriz Liv Ullmann. A partir de un conflicto entre dos compañeros de clase, el relato pasa del cine costumbrista y de crítica social a introducirse en caminos menos explorados, en los que la realidad se desdibuja y la desconfianza y la manipulación entre adultos juega un papel clave. El elemento esencial entorno al que gira la película son los prejuicios, la imposibilidad de no crear patrones mentales e ideas preconcebidas a partir de las escasas informaciones que obtenemos de un suceso o sobre una persona. A partir de ese elemento, la narración explota situaciones que derivan en surrealismo sin tapujos, en el que Loach le pasa el testigo a Lynch, Polanski e incluso Buñuel. Eso es gracias a un reparto predispuesto a todo en el que destaca la actuación de la protagonista, Renate Reinsve, quien se exprime en la actuación pasando por todos los registros posibles que permite el personaje, navegando de la contención y la sensibilidad hacia la dureza y el histrionismo para acabar llegando a la rotura y flaqueza más absolutas. La tutoría ha conseguido el premio Cámara de Oro al mejor primer largometraje en el Festival de Cine de Cannes de 2024.

Parthenope (2024)
de Paolo Sorrentino
Parthenope nace en 1950 en la ciudad de Nápoles. Desde su juventud su belleza ha atraído a toda persona que estuviera a su alrededor. Bendición o maldición.
El título de la última película de Sorrentino no es baladí. En la mitología griega, Parthenope fue una de las sirenas que intentaron seducir a Odiseo y fueron derrotadas. El templo en el que la enterraron, se convirtió en el pueblo de Parthenope, posteriormente denominado Nápoles. El enfoque de la obra de Sorrentino presenta una clara dicotomía entre la joven y bella protagonista, reencarnación del mito griego, y la nostálgica y desmesurada ciudad de Nápoles, polo de atracción, locura y dolor. Los amores de juventud, la maternidad, el cinismo de la vejez, la tragedia como muro infranqueable, la constante búsqueda del placer y la belleza, y en definitiva, del sentido de la vida, son elementos autorales omnipresentes en el cine del director napolitano y aquí vuelven a aparecer con el poderío audiovisual de siempre. El realismo mágico y la autoparodia surgen con intensidad, alcanzando las más elevadas cotas de excelencia cuando se prostra a ellos, decayendo, por otro lado, cuando se posiciona como un auténtico voyeur de Celeste Dalla Porta, actualizando el concepto clásico de diva encarnado con anterioridad por Sophia Loren o Monica Bellucci. Mención especial para tres secundarios entrados en años que representan a la perfección a sus personajes: Gary Oldman, el escritor deprimido y alcohólico, Silvio Orlando, el catedrático distante y respetable, y Peppe Lanzetta, el sacerdote desvergonzado y fuerza de la naturaleza. No es una película perfecta, pero ni falta que hace. Una vez más, Sorrentino no decepciona.