Alrededor de la figura de Mel Gibson está la polémica. Sea porqué ha estrenado una película dónde nos muestra “La pasión de Cristo” en formato próximo al gore o porqué se ha excedido bebiendo alcohol en una fiesta y ha soltado algunas barbaridades. Pero parece que el señor Gibson se ha relajado (en algunos aspectos) y ha filmado la que dicen es una de las mejores películas de su carrera. Hoy toca hablar de “Hasta el último hombre”.
“Hasta el último hombre” (2016) – Vista el 22/12/2016
Título original: “Hacksaw Ridge” (131 min.)
Director: Mel Gibson
Guion: Robert Schenkkan, Randall Wallace y Andrew Knight
Reparto principal: Andrew Garfield, Vince Vaughn, Hugo Weaving y Teresa Palmer
Género: Bélico, Drama, Histórico
¿De qué va? (Sin Spoilers)
Desmond Doss es un joven norteamericano que vive en una zona rural. Tiene unos principios religiosos muy profundos y quiere alistarse en el ejército de los Estados Unidos para participar en la II Guerra Mundial. Su ética y principios le impiden coger un fusil o cualquier otro tipo de arma, cosa que le traerá más de un problema y el rechazo de compañeros y del propio ejército.
Mel Gibson: de dar ostias a predicarlas
La faceta más conocida de Mel Gibson en los años 80 y parte de los 90 es la de hombre de acción. Las sagas “Mad Max” y “Arma Letal” marcaron especialmente su carrera, y aunque también participó en películas con otros registros como “Gallipoli” o “Hamlet”, son Max Rockatansky y Martin Riggs los personajes que más éxito tuvieron. Todo eso cambió en 1995, después de rodar su primera película sin demasiado éxito, llegó su segundo largometraje que protagonizaba y dirigía, la ya clásica “Braveheart”. Después de ese gran éxito (obtuvo Oscar a la Mejor película y Oscar a la mejor dirección), Mel Gibson ha seguido compaginando su carrera de actor con papeles de hombre de acción y otros registros que no han acabado de funcionar (“En que piensan las mujeres”, buffff) con su faceta de director.
En su papel de director después de rodar la historia de William Wallace, filmó la polémica “La pasión de Cristo” (dónde se centra en la crucifixión de Cristo), y la posterior “Apocalypto” (ambientada en la época de los Mayas y centrada en una brutal invasión a un poblado). Cómo se intuye por su argumento, ambas películas están marcadas en su argumento por un fuerte peso religioso y una muestra explícita de la violencia. “La pasión de Cristo” tiene escenas dignas de una película gore. Que quede claro por eso, ninguna de las dos son malas películas, al contrario. “Apocalypto” tiene un ritmo y una potencia que no tienen muchas escenas de acción y “La pasión de Cristo” no deja de ser una visión muy particular de un suceso mostrado siempre de una forma mucho más amable. Pero ha de quedar claro que si somos un poco aprensivos con la violencia y las escenas explícitas, no son muy recomendables y nos pueden revolver el estómago.
En cuanto a las polémicas que envuelven a Mel Gibson, éstas no son pocas: antisemitismo, alcoholismo, homofobia, republicano partidario de Trump… cuesta separar la obra de la persona, pero miraré de hacerlo para hablar de “Hasta el último hombre”.
Un mártir detrás de una gran heroicidad
“Hasta el último hombre” se centra en la heroicidad que llevó a cabo Desmond Doss, un objetor de conciencia que se alistó al ejército americano durante la II Guerra Mundial y que se negó a usar un arma en combate. Se le asignó al destacamento médico y en la carnicería que fue la Batalla de Okinawa pudo rescatar y salvar la vida de muchos soldados que participaron en ella. Hasta aquí no se puede objetar absolutamente nada del hecho de querer reivindicar al personaje y su historia y llevarlo a la gran pantalla. El problema es, a mi parecer, cómo se ha plasmado.
La película se puede dividir en dos partes muy diferenciadas: una primera parte centrada en la infancia, adolescencia y madurez de Desmond Doss hasta que lo reclutan y le hacen la vida imposible en el ejército, y una segunda parte centrada en la batalla de Okinawa. La segunda parte de la película me parece de una brutalidad pocas veces vista en el cine bélico. Lo definiría como lo visto en el desembarco de Normandía de “Salvar al soldado Ryan” pero elevado al cuadrado y con una duración más extensa. Lo mismo que lo dicho para “Apocalypto” y “La pasión de Cristo”, los aprensivos con la sangre, lo pasaran mal. Eso sí, de un ritmo, tensión y poderío visual pocas veces visto en una película bélica. Creo que “Hasta el útlimo hombre” es una buena película de guerra, pero también tiene sus pegas, y éstas se centran más en la primera parte del relato.
Lo que nos muestra Mel Gibson en la pantalla desde el inicio es la infancia y adolescencia de Desmond Doss en un pequeño pueblo americano con una familia típica americana. Todo bonito, todo idealizado, incluso nacerá una relación de amor con una de las enfermeras del pueblo y no se consumará sexualmente hasta que no exista matrimonio entre los dos (como ha de ser). Tiene un par de flashes de violencia que desmontan todo ese bienestar pero resulta todo demasiado artificial. Suerte del papel del padre (encarnado por el siempre genial Hugo Weaving, que convierte en oro todo lo que interpreta) y que trae un poco de mal rollo y realidad al conjunto. Incluso cuando el personaje de Desmond Doss (protagonizado por cierto por un Andrew Garfield que no me convence nada) consigue acceder al ejército, sufrirá malos tratos y aceptación cero ante su ética y religión, pero aferrándose a ello y a su actitud de mártir conseguirá encontrar el camino. La primera hora larga de la película estás deseando que vayan a Okinawa y que caiga un bombazo encima de todos y cada uno de sus personajes. Por suerte, Okinawa llega, pero para cambiar el tono de la película y dar un baño de realidad muy salvaje de lo que es una batalla, y hacer que la película mejore enormemente.
Resumiendo que es gerundio
Si se consigue superar la primera hora larga de metraje centrada en la infancia y adolescencia de Desmond Doss y como accede al ejército y le hacen la vida imposible, la película nos tiene guardada una salvaje propuesta de cine bélico cuando éste finalmente puede participar activamente en la guerra. La batalla de Okinawa de la II Guerra Mundial, se muestra desgarradora en la gran pantalla y nos dejará algunas de las imágenes más violentas nunca rodadas. Para mí la primera parte de la película se podría haber reducido y haber llegado antes a lo que estábamos deseando todos los espectadores. También he de reconocer que se me hizo bastante pesado la insistencia del papel de la religión en toda la trama y que una vez más, se insiste en el cine en mostrar un bando bueno (americano) y otro malvado (japonés). Aun así, una buena propuesta de cine bélico.
Lo mejor: los últimos 45 minutos de película centrados en Okinawa, de una brutalidad espectacular
Lo peor: la parte inicial de la película es demasiado artificial, recreando una época y unos personajes de una forma poco realista y creíble
Te gustará si… te interesa el cine bélico y las escenas de batallas bien filmadas
La odiarás si… te da grima que recreen épocas de forma demasiado idealizada y los panfletos en general
Me gustó más que: La pasión de Cristo
Me gustó menos que: La delgada línea roja
Nota: 7/10
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