Mi experiencia con festivales de cine no es muy extensa: Sitges (Fantástico y de Terror), Molins de Rei (Terror), Barcelona (Independiente) y Girona (Fantástico y de Terror). Llevaba mucho tiempo con ganas de poder asistir al mayor festival de cine en español que existe, y por fin, pude escaparme para disfrutar de la ciudad, su ambiente y sus películas. En la crónica de hoy: “Fin de semana en el Festival de cine de Málaga 2017”.
Una ciudad engalanada por el cine
Málaga es pescadito frito, playa y flamenco. Pero también es mucho más. Ambiente constante en la calle, gente amable, buen tiempo, lugares que visitar, y además, en los días de festival: buen cine. Eso sí, no dejamos pasar la oportunidad y lo primero que hicimos fue preguntar dónde poder comer un buen pescadito frito. Y que bien que nos aconsejaron. Cogimos un autobús y nos plantamos en Pedregalejo, zona de pescadores dónde disfrutamos de lo lindo de una buena comida y una buena cerveza fresca. Al volver al centro, paseamos por el casco histórico dónde pudimos ver la ciudad con sus mejores galas. Una alfombra roja se abría paso a los pies de todos los que se acercaran a las zonas dónde estaba más presente el festival: el Teatro Cervantes, los cines Albéniz, el AC Hotel… Eso junto a las visitas típicas a la Catedral y a la Alcazaba ocuparon prácticamente el primer día en Málaga. Nuestro segundo día estaría más concurrido de películas. Teníamos entradas para: “Nieve negra”, “Selfie” y “El bar”.
“Nieve Negra” (2017) de Martín Hodara
De buena mañana desayunamos y con las pilas cargadas y ganas de buen cine nos acercamos al Teatro Cervantes a disfrutar de una coproducción entre Argentina y España: “Nieve negra”.
Marcos recibe la noticia de que su padre ha fallecido. Le tocará volar de España a Argentina para recoger sus cenizas y enterrarlas junto a su hermano fallecido Juan. El problema es que necesitará la ayuda de su hermano Salvador, que vive aislado en la Patagonia y que de joven, acabó de forma accidental con la vida de Juan.
Los nombres de Ricardo Darín y Leonardo Sbaraglia son suficiente reclamo para que a uno le vengan ganas de ver una película. Si a eso le sumamos una historia llena de suspense, que ahonda en un pasado familiar truculento y lleno de secretos mediante constantes flashbacks, una gran ambientación en la desolada Patagonia y la aparición del gran Federico Luppi, hace que la película sea de obligado visionado. Peca de ritmo demasiado pausado y de ahondar tanto en los flashbacks del pasado que casi no deja avanzar la historia del presente, pero lo sucedido tiempo atrás fue tan oscuro que se lleva la atención del espectador. Ricardo Darín ofrece una interpretación diferente a la habitual, creando un personaje parco en palabras, huraño y repelente. Leonardo Sbaraglia por su parte vuelve a conseguir una gran interpretación, dónde aprovecha su tirada de “buen hombre” para dejar resquicios de algo oculto a los ojos de su mujer, una Laia Costa que cumple en su papel de mujer del protagonista que va descubriendo que sucedió entre los hermanos tiempo atrás. Suspense del bueno. Cómo anécdota comentar que al salir de ver la película en el Teatro Cervantes, Leonardo Sbaraglia estaba haciéndose fotos en el Photocall de delante del Teatro. Aprovechamos y le hicimos algún que otro “robado”.
“Selfie” (2017) de Víctor García León
Nos avisaron pero no hicimos caso. Dimos un paseo por el puerto y nos acercamos a la playa de la Malagueta. Allí tuvimos el honor de grabar en nuestra mente un recuerdo que lamentablemente para Málaga y para nosotros, será difícil de borrar. Nos comimos la peor paella de nuestra vida. Suerte que un helado de yogurt y otro paseo por el puerto nos quitó el mal sabor de boca. Tocaba de nuevo ir a ver al Teatro Cervantes otra película, en ésta ocasión: “Selfie”.
Bosco es hijo de un ministro imputado por múltiples casos de corrupción. Su vida dará un vuelco cuando pase de celebrar fiestas lujosas en la mansión de sus padres a compartir piso en Lavapiés y tener que buscar un trabajo para sobrevivir.
Al entrar se nos entregó una papeleta para poder votar la película en la categoría de premio del público. Decir que al salir, la mayoría de gente votó con un 4 o un 5 (sobre 5) a la película. Y es que dejó un gran sabor de boca. Pero no me adelanto. Antes de empezar la proyección dieron paso en el escenario al director Víctor García León y al actor Santiago Alverú, que estuvieron muy divertidos en la presentación de su película. Tildaron al protagonista de despreciable, y no es de extrañar. Bosco representa todo lo odiable de la gente pudiente. De hecho representa a ese hijo que ha nacido y crecido en la abundancia, que no ha tenido que esforzarse para nada en la vida, que está cargado de prejuicios y que sus creencias se basan en tópicos y clasicismos. La película tiene formato de falso documental, siguiendo a Bosco desde sus primeras fiestas a su caída, por el desmantelamiento de su realidad provocado por el encierre en la cárcel de su padre. He visto algunas etiquetas que hablan de Bosco como del “Borat español”, y la verdad es que es una buena forma de resumir la película. Bosco es idiota. Tan idiota que cada vez que habla, produce escenas cómicas por dónde pasa. La fórmula funciona y es divertida, pero en su recta final parece que se pierde y no sabe cómo cerrar su historia. Esa falta de idea en el cierre unido a una representación de la izquierda muy ficticia (mucho más que la de la derecha) hace que nos distanciemos de ella. Crítica, fresca y divertida, aunque sin rumbo en su parte final. Recomendable, sobretodo en su parte inicial.
“El bar” (2017) de Álex de la Iglesia
Cena en un restaurante del centro histórico. Tapas y copa de vino. Paseo por un casco viejo cargado de gente y hacia los cines Álbeniz para disfrutar de uno de los grandes reclamos del festival, la última película de Álex de la Iglesia: “El bar”.
Pues no. No la pudimos disfrutar. Estábamos haciendo cola a las 23:15h (la película empezaba a las 23:30h) y nos avisaron de que la sesión anterior a la nuestra iba tarde, por lo que todo se retrasaría. Sin problemas, la verdad es que teníamos ganas de entrar pero no nos trastocaba especialmente los planes. Lo malo es que el retraso al final fue considerable y accedimos a la sala a las 00h. Diez minutos de espera y parecía que la proyección empezaría. Se apagaron las luces y… se volvieron a encender. Sesión suspendida por problemas técnicos. Total: 40 minutos de retraso y una gran decepción por no poder ver la película. Al menos pudimos recuperar fácilmente el dinero de la entrada al dirigirnos a la taquilla nada más salir de la sala.
Un festival muy festival
Al haber asistido a festivales más pequeños o a un festival cómo el de Sitges que se vuelca en el público, pensaba que cualquier otro gran festival también sería como esos. Y sí, pero no. Es cierto que la ciudad y la gente se vuelca en el festival, pero parece que tienen más espacio para los medios de comunicación y los equipos que forman parte de las películas, que no para los propios espectadores. Muchas vallas y seguridad que distancian al gran público de los actores y directores y actividades a las que sólo pueden acceder los medios especializados. También hay que comentar que sólo estuvimos un fin de semana, y quizá más tiempo haría cambiar nuestra opinión del festival.
Algunas fotos
Y para cerrar, unas fotos que resumen el fin de semana en Málaga.
Con el ‘Borat Español’ simplemente me han entrado unas ganas inmensas de disfrutar de la película, pero a saber hasta cuando no la puedo ver.
Por otra parte putada lo del Bar.
El año que viene me llevas contigo! Que pinta interesante! jaja 🙂
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Borat es mucho más transgresora y gamberra, pero es un gran paso para el cine español. Y la verdad, tiene gags que funcionan! Oye y lo de Málaga, cuenta con ello compañero! Te aviso si repetimos.
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Borat es mucho Borat. Yo ya tengo ganas de verla de nueva que hace años que no la revisiono.
Para lo de Málaga cuenta conmigo!
Y por si interesa y si la has visto, La Bella y la Bestia en mi blog.
Por si la querías ver, te adelanto, no la veas. jaja
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Creo que paso… Tengo muchas ganas de «Crudo», «La cura del bienestar» y «El bar». Pasando de «La bella y la bestia»…
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Bien que haces 🙂
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