Sesión continua: «A Ghost Story» y «La cura del bienestar»

Sesión continua_A Ghost Story y La cura del bienestar

Como fan del fantástico y del terror, no podía dejar de lado dos de las propuestas que más odios y amores han generado el año pasado. En la sesión continua de hoy: “A Ghost Story» y «La cura del bienestar».

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“A Ghost Story”: La melancolía y el paso del tiempo

Título original: “A Ghost Story” (87 min.)

Año: 2017

Director: David Lowery

Guion: David Lowery

Reparto principal: Rooney Mara, Casey Affleck, Rob Zabrecky y Will Oldham

Género: Drama, Independiente, Fantasía

Sinopsis: Un músico muere en un accidente de coche. Después de su muerte, vuelve como un fantasma de sábana blanca a la casa donde vivía con su mujer. Ella, ha de rehacer su vida después de la pérdida de su pareja.

Opinión: «A Ghost Story» es una de las películas más difíciles que he visto en los últimos años. Puede resultar desesperante. No es complaciente con el espectador, en muchas de sus secuencias juega con nuestra paciencia y es fácil que podamos quedar fuera de su propuesta. Pretenciosa, moderna e incluso es fácil de tildar de hipster para desprestigiarla. Pero también aseguro una cosa: si te dejas llevar, tienes paciencia, y entras en ella, deja huella.

El inicio es sincero y muestra sus cartas de buenas a primeras. Un formato particular, cuadriculado, con los bordes redondeados, planos fijos de una larga duración, ritmo pausado, escasez de diálogos y una banda sonora etérea.

Una pareja vive en una casa de madera. Él, es músico, y graba en su estudio casero. Ella, realiza tareas domésticas o prepara algo parecido a una mudanza. Prácticamente no hablan entre ellos. Un accidente de coche provoca la muerte del músico. En el tanatorio, ella, se despide, él, se incorporará de su lecho de muerte, cubierto por una gran sábana. El fantasma de sábana blanca volverá a la casa donde vivía con su mujer, aferrándose a su pasado.

Es inevitable la comparación con «Ghost». Aquella propuesta de los 90, se centraba en como el fantasma de Patrick Swayze podía interactuar con el mundo de los vivos, con el objetivo de proteger a su pareja, una joven Demi Moore. «A Ghost Story» va por otros caminos. Aquí el fantasma es un sujeto pasivo, no interactúa con la realidad, salvo en muy contadas ocasiones, produciendo los típicos momentos de «Poltergeist». Se dedica a observar el mundo a través de los dos agujeros de su sábana. Se aferra a su antigua casa, a contemplar de forma parsimoniosa el eco de su existencia a través de las vivencias de la que era su mujer. El luto, los recuerdos, el olvido, el paso del tiempo, el significado de la vida, la muerte… todo tratado a fuego lento y de forma sutil en su desarrollo, hasta llegar a un clímax final en el que todos los elementos cobran sentido. Narrada a través de la belleza de sus planos, en los que cada imagen es un cuadro perfecto, y a una gran banda sonora, mezcla de música clásica y etérea electrónica, consigue solventar esa ausencia de diálogos del film. Algo tan inexpresivo como un actor cubierto por completo con una sábana, se convierte en un alarde de tristeza y melancolía gracias a la combinación de fotografía, banda sonora y contexto dentro de la historia.

David Lowery nos hace partícipes de la visión del fantasma. Por eso la extrañeza de su formato cuadriculado con bordes redondeados, simulando las instantáneas de una cámara de fotos, en los que nos adentramos en la propia visión que tiene el fantasma a través de los agujeros de su sábana. Por eso sus planos fijos de larga duración, cual fantasma mirando fijamente una realidad con la que no interactúa. Por eso sus constantes elipsis, al no estar sujeto a las mismas leyes de la vida, el fantasma tiene un sentido del paso del tiempo diferente del nuestro.

Amada y odiada por igual, la película se podría definir como una experiencia sensorial con un mensaje muy definido que pretende buscar unas reacciones muy concretas en el público. Conectar o no con ella, marcará el éxito de David Lowery con su propuesta. Conmigo en particular, costó conectar en su arranque, pero conforme avanzaba el metraje, había caído en las garras de su melancolía y belleza.

Lo mejor: El poso que deja la película tras su visionado. Su bellísima fotografía y banda sonora. El monólogo sobre el sentido de la vida de uno de los personajes. La melancolía que transpira por todos sus poros.

Lo peor: Lo exigente que resulta como espectador. El primer tramo te puede sacar fácilmente de la película. Planos tan largos que pueden desesperar a la más paciente de las personas.

Me gustó más que: Ghost

Me gustó igual o más que: Mi vida sin mí

Nota: 8/10

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“La cura del bienestar”: La fuente de la vida

Título original: «A Cure for Wellness» (146 min.)

Año: 2017

Director: Gore Verbinski

Guion: Justin Haythe y Gore Verbinski

Reparto principal: Dane DeHaan, Jason Isaacs, Mia Goth y Susanne Wuest

Género: Terror, Thriller

Sinopsis: Un joven ejecutivo de una gran empresa financiera de Nueva York es enviado a un balneario de los Alpes Suizos para traer de vuelta a un alto cargo que parece haber perdido la cabeza. En el balneario, los pacientes son tratados con tal nivel de atención, que ninguno quiere salir de allí.

Opinión: Hay películas que tienen todos los elementos necesarios para que se ajusten a nuestro paladar, pero por algún motivo, cuando le hincamos el diente el sabor que nos deja en la boca es totalmente agridulce. Eso me ha sucedido con este film, que a priori, ofrecía elementos que me atraen en una película de terror: intriga, imágenes oníricas, trama extraña, alucinaciones de un personaje protagonista, un paisaje idílico, una «organización» que oculta un secreto, una ambientación incómoda y oscura, situaciones extrañas… Pero no ha conseguido convencerme. Desarrollo.

«La cura del bienestar» arranca con la muerte de un personaje. Presenciamos como sufre un infarto un agente financiero, que cae al morir sobre una fuente de agua típica de oficina. Vemos como su cuerpo se retuerce hasta la muerte sobre el charco de agua que ha dejado la fuente. El agua hace su primera aparición en el film, y será el principal elemento entorno al que girará la historia. No cómo fuente de vida, sino cómo elemento distorsionador para los personajes. Después de la muerte, vemos cómo a un joven financiero, lo mandan en una misión a Suiza, para buscar a un alto ejecutivo que está en un balneario recibiendo un misterioso tratamiento y que ha mandado una perturbadora carta a su empresa diciendo que no pretende volver. La misión parece sencilla, pero cuando el joven llega al balneario, descubre que las personas que entran allí, no quieren volver a salir. Una genial premisa, que hace pensar en muchos momentos a la película «Shutter Island» de Martin Scorsese.

El planteamiento de la película es intrigante y muestra buen ritmo. Cómo espectadores sabemos que al llegar al balneario sucederán acontecimientos extraños, y que estará en nuestra mano adivinar qué está pasando allí antes de que nos lo muestre la película. El protagonista entrará en una extraña espiral, que le hará dudar si la trama que va desenredando está en su cabeza o realmente está sucediendo, y eso ofrecerá los mejores dilemas y las imágenes más potentes de la película. Cada encuadre, tiene un trabajo de fotografía muy detallado, mezclando en muchos momentos elementos sobrenaturales con reales, consiguiendo imágenes de gran impacto para el espectador. Es evidente la influencia del terror gótico y de las novelas de H. P. Lovecraft a lo largo de la película: criaturas de inframundo (las anguilas que aparecen en el agua constantemente, se asemejan a los tentáculos de seres ancestrales), personajes que dudan de su cordura (un protagonista que duda entre lo que es real y lo que no), sociedades secretas con extraños propósitos (como la que gestiona el idílico balneario) o un mundo que absorbe al protagonista en su interior y que no le permite salir de ahí (representado con el propio balneario).

«La cura del bienestar» se podría dividir en tres partes muy diferenciadas, en las que sólo una funciona de maravilla y las otras dos flojean considerablemente. Un planteamiento inicial de unos 40 minutos que goza de buen ritmo e intriga. Un desarrollo pesado y repetitivo de unos 50 minutos, que comete el error de profundizar demasiado en subtramas sin interés. Y una parte final, de unos 40 minutos, que sufre de altibajos en su ritmo y que nos ofrece una delirante y absurda resolución, que por otro lado, se vislumbra mucho tiempo antes de que aparezca la respuesta en la pantalla. Demasiado metraje para una obra que habría agradecido cortes en su minutaje, especialmente en su parte central.

Los fans de Lovecraft nos ilusionamos con cada película que pretende adentrarse en el inframundo del escritor para coger elementos suyos y adaptarlos, pero la ilusión casi siempre acaba en desengaño. «La cura del bienestar» consigue que transpire la esencia del autor, y propone una historia de terror que huye del susto fácil tan de moda en la actualidad, para ofrecer un desarrollo largo y denso con situaciones enrarecidas para crear una atmósfera que engulla al espectador. En cierto modo lo consigue, pero acaba recreándose tanto en sus imágenes, reduce tanto el ritmo y resulta tan evidente la resolución en su (absurda) recta final, que la película acaba con la paciencia del espectador. Una oportunidad perdida.

Lo mejor: Un portento visual. El primer tramo de la película. La sensación de estar presenciando una mezcla de cuento gótico y universo Lovecraft. La escena del dentista.

Lo peor: El desarrollo de la trama desespera. El segundo tramo de la película no aporta nada a la trama y alarga la película en exceso. El desenlace es un delirio previsible y tarda demasiado en llegar.

Me gustó más que: The Lodgers

Me gustó menos que: Shutter Island

Nota: 6’5/10

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Me quedo con…

«A Ghost Story». En su conjunto, la idea está mejor planteada, desarrollada y mostrada al espectador. Puede tener momentos en los que no entendamos porqué se ha escogido ese ritmo tan pausado en la narración o esas situaciones cotidianas que no parecen aportar nada a la historia, pero todo forma parte de una propuesta que en su finalización encaja y se queda grabada en nuestra cabeza. No es fácil para el espectador pero todo el esfuerzo que se ponga hacia la película es recompensado con creces. «La cura del bienestar», en cambio, arranca de forma prometedora, para acabar diluyéndose, convirtiéndose en una obra menor. Una lástima, ya que podría haber sido una de las mejores aproximaciones que ha hecho el cine al universo de H. P. Lovecraft.

3 respuestas a “Sesión continua: «A Ghost Story» y «La cura del bienestar»

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