Atlàntida Film Fest nació como el primer festival de cine online estatal (a través de Filmin), con el objetivo de dar a conocer las mejores películas internacionales que no llegaban a nuestras salas de cine. En esta octava edición, el festival gira entorno a un concepto: Europa. Su programación está dividida en cinco ejes temáticos, en éste artículo en cuestión, hablaré de películas relacionadas con dos ejes: Generación e Identidad. En la crónica de hoy: “Generación e Identidad (Atlàntida Film Fest 2018)”.
Generación
Incluye aquellas películas protagonizadas por jóvenes millenials, sus impulsos y preocupaciones ante un futuro incierto.
«Holiday» (2018) de Isabella Eklöf
Sascha es una joven y bella mujer danesa que ha sido invitada a pasar unas vacaciones de lujo y ensueño en Turquía por su pareja: un exitoso narcotraficante.
«Holiday» es sin duda alguna, una de las películas más impactantes y provocadoras del año y consiguió generar odios y amores por igual en su estreno mundial en el Festival de Sundance. La acción transcurre en la ciudad de Bodrum, en la Riviera Turca, donde Sascha, una joven danesa, ha sido invitada por su pareja Michael a pasar las vacaciones. Michael, Sascha y el resto de sus amigos disfrutan de su tiempo libre en un ambiente de constantes lujos, conviviendo entre ellos como si de una familia se tratara. El aparente bienestar deja vislumbrar momentos en los que la tensión se abre paso en el grupo, especialmente en la relación entre Sascha y su pareja. Esa tensión se incrementará cuando Sascha conozca en ese viaje a un apuesto sueco que vive en un barco, con el que sentirá una atracción que no gustará nada a Michael. La obra ha generado una gran polémica por una escena de sexo explícito, en la que se muestra una violación con una frialdad y dureza que recuerda a la de la película «Irreversible» de Gaspar Noé», pero no se sustenta únicamente en eso. «Holiday» nos muestra un contexto muy particular, como una banda de narcotraficantes está en su momento de relax, en unas vacaciones que ocultan en la superficie lo crueles y brutales que pueden ser, pero en la que es fácil ver destellos de su verdadera naturaleza. Ahí aparece Sascha, una joven frágil en apariencia pero que es capaz de soportar la violencia física y psicológica con tal de vivir con todos los lujos que desea. Conforme avanza la película ésta irá incrementándose, Sascha seguirá siendo absorbida en un juego de poder y tendrá que decidir cual es su rol en ese entorno. La brutalidad en unas vacaciones idílicas.
«Sarah Plays a Werewolf» (2017) de Katharina Wyss
Sarah tiene 17 años, vive de forma acomodada con su familia y no se relaciona demasiado con sus compañeros de clase. Su pasión es el teatro, donde puede exponer sobre el escenario toda su frustración y mundo interior.
“Sarah Plays a Werewolf” supone el debut de la directora suiza Katharyna Wiss e impactó con su propuesta en la Semana de la Crítica del Festival de Venecia. Sarah es una adolescente de 17 años que vive en Suiza con una familia de gran poder adquisitivo pero llena de disfuncionalidades que quedan ocultas a nivel público. Un padre frío e intelectual, una madre resignada con la aparente vida correcta que llevan, un hermano que se fue hace tiempo de casa porqué no soportaba las estrictas normas de sus padres y una hermana pequeña que es demasiado inocente para entender lo que sucede en la casa. El teatro es la única vía de escape de Sarah, allí puede expresar todos los sentimientos que tiene reprimidos. La frontera entre el teatro y su propia vida se irá diluyendo y hará que Sarah se comporte cada vez de forma más extraña. La película huye de los subrayados en su narración y de las florituras técnicas pero a su vez peca de ser una propuesta fría en exceso. Su objetivo es retratar una problemática que sufren muchos adolescentes que en apariencia tendrían que tener una vida feliz, pero que en la realidad, están muy lejos de ese concepto. Una ópera prima que destaca por la interpretación de la joven actriz que encarna a Sarah, una Loane Balthasar que sabe mostrar en pantalla toda la angustia que sufre el personaje en una situación que la asfixia y de la que no sabe como salir. Para crear conciencia a ritmo de cine de autor.
«Yo la busco» (2018) de Sara Gutiérrez Galve
Max tiene treinta años y comparte piso con su mejor amiga Emma. Una noticia inesperada de Emma le romperá todos los esquemas y hará que se lance a la noche Barcelonesa en busca de respuestas a sus preguntas.
“Yo la busco” es la ópera prima de la barcelonesa Sara Gutiérrez que consiguió buenas críticas y premios en el Festival de Málaga y agotar entradas en el D’A Film Festival. Max es un treintañero que vive en un piso compartido en Barcelona con su gran amiga Emma. Su relación va más allá de la amistad, y cuando un día Emma le da una mala notícia a Max, el mundo de este se desmorona. Ni las cenas con amigos ni las charlas profundas consiguen que salga de su perplejidad, por lo que Max decide salir una noche de fiesta por el Raval sin poner rumbo alguno y con el objetivo de aclarar un poco sus ideas. Los encuentros con diferentes personas irán marcando el devenir de la noche, que como la vida misma, nunca acaba donde uno espera. La obra consigue transmitir sinceridad y espontaneidad en su propuesta, con pocos recursos, un guion sin pretensiones pero bien estructurado y con buenas ideas, y sobretodo, con unas actuaciones naturales y creíbles que alzan el conjunto. Destaca por encima de todo la actuación de Dani Casellas, ofreciendo una interpretación muy realista de este Peter Pan Barcelonés que no madura al mismo ritmo que el resto de sus amigos y que no es capaz de aceptar los cambios a los que le enfrenta la vida. La crisis de los treinta mostrada de forma natural y accesible.
Identidad
Incluye películas y documentales sobre el colectivo LGBTI+ y su lucha eterna.
«Blue my mind» (2017) de Lisa Brühlmann
Mia es una joven de 15 años que se traslada a vivir con sus padres a los suburbios de Zurich. Mientras Mia se adapta a su nueva escuela y se mezcla con el grupo de gamberros de clase, su cuerpo empieza a sufrir extraños cambios.
«Blue my mind» es la primera película de la directora suiza Lisa Brühlmann, pasó por la sección de Nuevos Directores del Festival de San Sebastián y ganó dos premios en el Zurich Film Festival. La obra es otro coming-of-age que se centra en ver el paso de su protagonista de la adolescencia a la edad adulta, poniendo especial énfasis en las transformaciones físicas y psicológicas que sufre la protagonista a lo largo del film. Mia se acaba de trasladar a los suburbios de Zurich con sus padres. Cambiar de residencia y de centro de estudios no es fácil para una chica de 15 años, especialmente si no te llevas bien con tus padres y comienzas a sospechar que eres adoptada. Sus ojos se pondrán rápidamente encima del grupo más radical de la clase, al que poco a poco se irá aproximando hasta conseguir salir con ellos y poder desbocar su comportamiento. Cuando parece que empieza a ser aceptada en el grupo, su cuerpo comenzará a sufrir extraños cambios. Inicialmente poco perceptibles, luego difícilmente ocultables, lo que hace que Mia extreme cada vez más su comportamiento con sexo y consumo de drogas. Adolescencia y locura en estado puro. La obra comienza con un tono parecido al de otras propuestas que tratan el tema de la adolescencia y sus situaciones típicas (enfrentamiento con los padres, búsqueda de identidad propia, negación de los cambios físicos…) para poco a poco introducirse en el mundo del cine fantástico. «Blue my mind» se podría definir como una particular mezcla de «Crudo» de Julia Ducornau y «La mosca» de David Cronenberg que pretende hacernos reflexionar sobre esa compleja etapa de la vida. Los cambios de la adolescencia llevados al extremo.
«Out» (2018) de Denis Parrot
Documental en el que jóvenes gays, lesbianas, bisexuales y transexuales registran su salida del armario a través de las redes sociales.
«Out» es el debut en la dirección de Denis Parrot con un documental cargado de momentos emotivos, duros y algunos desenfadados y divertidos. La obra es un recorrido por las historias de adolescentes de todo el mundo que confiesan a sus familiares o a las cámaras su identidad o tendencia sexual. Gays, lesbianas y transexuales que utilizan redes sociales como Facebook, Skype o YouTube para grabar y compartir el momento en que se lo cuentan a sus seres queridos. No conocemos contexto más allá del nombre de la persona, el lugar del mundo y el momento en que sucede (en muchas ocasiones ni eso) pero la mayoría de grabaciones tienen en común que unos confiesan y otros asimilan el mensaje. Las reacciones serán variadas, tanto favorables como negativas, pero todas tendrán en común una gran carga emocional y sinceridad en sus respuestas, lo que tocará de lleno al espectador. Indignación, comprensión, rabia, alegría… Muchas son las emociones que conseguirá despertarnos el documental de Parrot pese a su corta duración (el documental supera por poco los 60 minutos). Uno de los detalles que más se repite a lo largo de la obra es la gran dificultad de aceptar la sexualidad de sus propios familiares a la mayoría de personas con creencias religiosas, provocando un choque entre sus creencias y la realidad que les están confesando. Un documental muy necesario que demuestra que nuestra identidad y tendencia sexual se nos da por sentada desde nuestra infancia y aceptar que lo que sentimos no encaja con ese paradigma no es nada sencillo de explicar, ni siquiera a nuestros seres queridos. Confesiones llenas de sinceridad que traspasan la pantalla.
«Sami Blood» (2016) de Amanda Kernell
En los años 30, Elle Marja hace de criadora de renos en Laponia. Ella y su hermana dejarán a su família para ir a vivir a un internado en el que serán educadas según el sistema sueco que trata a los lapones como personas inferiores.
«Sami Blood» es la ganadora del Premio Lux 2017, un galardón cinematográfico del Parlamento Europeo, en el que se seleccionan aquellas películas que ilustren los valores Europeos, diversidad cultural y el proceso de construcción de la Unión. Ganó en la final a dos obras como «Western» y «120 pulsaciones por minuto», un gran éxito para el debut de Amanda Kernell, directora y guionista de la película. Christina es una anciana que viaja a Laponia para estar presente en el entierro de su hermana. Al llegar repudiará constantemente a la comunidad del lugar y tanto su hijo como su nieta no comprenderán su comportamiento. Adentrándonos en sus recuerdos, descubriremos que la anciana en su juventud se llamaba Elle Marja y vivia en la Laponia de los años 30 en un entorno natural espectacular, trabajando de criadora de renos. A pesar de su juventud mostraba una gran madurez, por lo que cuando le tocó ir a vivir al internado donde recibiría su educación, también se haría responsable de su hermana pequeña. Al ser tratadas como seres inferiores entre la comunidad sueca, Elle Marja decide poco a poco renunciar a las ataduras de su familia y cultura para poder ser aceptada. «Sami Blood» habla de la discriminación que sufrió la población lapona en los años 30 por la comunidad sueca, siendo tratados como seres inferiores que no disfrutaban de las mismas oportunidades que el resto de personas. Esa discriminación racial es especialmente evidente en el internado, en el que los profesores reconocen su inferioridad y los médicos les realizan exámenes como si de animales se tratasen. Lene Cecilia Sparrok es la actriz protagonista que ofrece una potente actuación en su debut, interpretando a esta joven que tiene un gran dilema interior entre ser fiel a su comunidad o renunciar a sus raíces para conseguir aceptación y más oportunidades. Discriminación racial e historia en este drama sueco.
¡Pronto más crónicas del Atlàntida Film Fest!
Pingback: Recomendaciones: Las 10 mejores películas estrenadas en 2018 | Un hombre sin piedad
Pingback: Sesión continua: “El vicio del poder” y “Border” | Un hombre sin piedad