A todo el mundo se le ha despertado el detective que tiene en su interior al leer una novela de misterio, ver una película de cine negro o al sacar el Cluedo sobre la mesa para jugar con familiares o amistades. Todos tenemos un CSI en nuestro interior y resolver el enigma tras un delito consigue poner alerta a todos nuestros sentidos. En Filmin han recopilado algunas de las mejores películas de misterio de la historia del cine, y una vez más, he dado buena cuenta de ello. En las recomendaciones de hoy: 5 películas de la colección “Murder Mysteries” de Filmin.
La cena de los acusados (1934)
de W.S. Van Dyke
Clyde es un científico que está en un viaje de negocios secreto. Le prometió a su hija Dorothy que llegaría para su boda, pero no aparece. Desesperada, Dorothy decide contactar con Nick Charles, un detective retirado que está de vacaciones en la ciudad junto a su esposa Nora y su perro Asta.
La cena de los acusados es una comedia de misterio dirigida por W.S. Van Dyke que adapta la novela El hombre delgado de Dashiell Hammett. El film gira entorno a una misteriosa desaparición y un posterior asesinato, dos incógnitas que irán creciendo a lo largo del metraje hasta alcanzar su resolución final. Brillan por encima de los múltiples personajes de esta historia coral William Powell y Myrna Loy interpretando al particular matrimonio formado por Nick Charles y Nora. Van Dyke convenció a los ejecutivos de la Metro Goldwyn Mayer para que Powell y Loy pudieran encarnar a la pareja protagonista, pese a las preocupaciones por la edad de Powell y los últimos papeles de mujer fatal de Loy. Todo un acierto. La química de la pareja con sus constantes discusiones y bromas internas alcanzan por momentos los ingeniosos diálogos de un lúcido Groucho Marx. A esa química hay que sumarle la presencia de Asta, un Fox terrier que acompaña a Nick y Nora y que acrecienta el tono cómico que los rodea. Con tono desenfadado, divertidos diálogos y un caso a resolver que consigue captar la atención, la película obtuvo un gran éxito de público y de crítica, con cuatro nominaciones a los premios Óscar y la posterior realización de cinco secuelas. Llama la atención la cantidad ingente de alcohol que se consume en la mayoría de las escenas, especialmente el personaje de Nick el detective, quien no pierde la ocasión de tomar una copa sean cuales sean las circunstancias que le rodeen (aunque lo estén amenazando a punta de pistola). Todo un reflejo de la finalización el año anterior de la Ley Seca que estuvo en vigor durante los años 20 y parte de los 30 en Estados Unidos.
Diez negritos (1945)
de René Clair
Ocho desconocidos son invitados a pasar unos días de descanso en una hermosa mansión situada en una isla remota. Allí serán recibidos por dos personas del servicio, pero las horas van pasando y los anfitriones no aparecen.
Diez negritos de René Clair se convierte en la primera adaptación cinematográfica de la icónica novela del mismo nombre de Agatha Christie. La famosa novela teatral de Christie, un clásico del género del misterio y adaptada en múltiples ocasiones con resultados muy variopintos, es representada con fidelidad por Clair y el guionista Dudley Nichols, quienes decidieron modificar el final de la historia para lograr una mayor sorpresa en la audiencia que hubiera leído la novela original. Probablemente la decisión no convenza a los defensores de la novela, al perder cierta crudeza que si que contenía la historia original. El film cuenta con un reparto coral en el que todos los personajes son acusados de haber cometido un terrible crimen en el pasado, por el que en la actualidad, tendrán que rendir cuentas al compás de una tétrica canción infantil que marcará el destino de todos y cada uno de ellos. Barry Fitzgerald destaca con su actuación interpretando a un reputado juez que consigue analizar cada situación con una claridad pasmosa. Descubrir el verdadero pasado de cada personaje, contemplar la creciente desconfianza entre todos ellos y resolver el enigma que se esconde tras la invitación del misterioso anfitrión serán algunos de los pilares fundamentales en los que se sustenta la historia de la película. Mezclando el cine negro con la comedia, el film cuenta con buen ritmo, correctas actuaciones y una localización propicia para arropar el misterio de la historia a través de una gran mansión cargada de espacios conectados entre ellos. Como menciona en una escena el propio personaje, el principal sospechoso es el mayordomo por el mero hecho de ser mayordomo. Tocará ver la película para descubrir si esa afirmación es cierta o no.
Testigo de cargo (1957)
de Billy Wilder
Leonard Vole es acusado del asesinato de la señora French, una viuda adinerada. A pesar de que las pruebas en su contra son irrefutables, Wilfrid Roberts, un prestigioso abogado londinense que está apunto de retirarse por motivos de salud, decide aceptar el caso.
Testigo de cargo es una adaptación de la obra teatral del mismo nombre de Agatha Christie dirigida por el gran Billy Wilder con un guion escrito por él mismo junto a Harry Kurnitz. Este drama con toques de comedia es considerado una de las mejores películas judiciales de la historia del cine, afirmación que comparto absolutamente. El milimetrado guion, la magnifica dirección y el trío formado por Tyrone Power, Marlene Dietrich y Charles Laughton llevan en volandas al espectador a lo largo de las dos horas de metraje hasta un desenlace totalmente inesperado que consigue dejar con la boca abierta al más experimentado consumidor de cine de misterio o novela negra. El film, avanzado a su tiempo, ya luchaba contra el factor spoiler pronunciando un discurso en voz en off durante los créditos finales que decía así: «Les encarecemos en beneficio de aquellos amigos suyos que no hayan visto aún la película, que no rebelen a nadie el secreto del final de Testigo de cargo«. Tal fue el esfuerzo de mantener el misterio, que Billy Wilder no dio al reparto las diez últimas páginas del guion hasta que fue el momento de rodarlas. Un rompecabezas judicial de gran intriga, ritmo trepidante, impecable puesta en escena, cargado de sarcasmo y vitalidad que además cuenta con una brillante actuación de Charles Laughton, quien está inconmensurable en su interpretación del veterano Wilfrid Roberts. Como dijo Fernando Trueba en la gala de los Óscar del año 1993 al recoger su premio por Belle Époque: «Quisiera creer en Dios para darle las gracias, pero sólo creo en Billy Wilder, él es mi verdadero Dios. Gracias, Mr. Wilder». Nada más que añadir.
El perro de Baskerville (1959)
de Terence Fisher
El legado de los Baskerville está sometido a una terrible maldición que provoca desgracia y muerte entre sus miembros. Sir Charles Baskerville aparece muerto en los páramos y ahora solo queda un miembro vivo de la familia, Sir Henry. Sherlock Holmes decide investigar el caso antes de que sea demasiado tarde.
El perro de Baskerville es un film de misterio con elementos de terror que adapta la famosa novela del mismo nombre de Arthur Conan Doyle con el mítico personaje de Sherlock Holmes al frente, convirtiéndose en la primera adaptación a color que narra las investigaciones del detective de Baker Street. Realizada por los estudios Hammer Productions, reconocidos por sus films de ciencia ficción, suspense y terror, la obra está dirigida por Terence Fisher y protagonizada por dos actores fetiches de la Hammer: Peter Cushing como Sherlock Holmes y Christopher Lee como Sir Henry Baskerville. El film arranca con un suceso del pasado que explica el origen de la maldición de los Baskerville, una misteriosa leyenda que se ha extendido hasta los días del propio Holmes y que pone en peligro la vida del último de los Baskerville, Sir Henry. Con la certeza de que la leyenda está siendo utilizada por el propio interés de alguien que se beneficiaría de la muerte de los Baskerville, el doctor Watson emprende una investigación a la que más tarde se incorporará Holmes. Un enfrentamiento entre lo sobrenatural, la leyenda, lo fantástico, frente a la razón y la respuesta a través de la deducción y el análisis de los sucesos. La acción se sitúa en una mansión gótica cargada de misterio rodeada por unos páramos en los que las arenas movedizas, trampas para animales salvajes, ruinas de otras épocas y trabajadores hostiles complementan el ya de por si terrorífico ambiente que impregna el lugar. Una aplaudida producción de la Hammer en la actualidad, que en su momento pretendía iniciar una saga de películas sobre Sherlock Holmes, pero al no tratarse de una película de monstruos típica de los estudios, tuvo una fría acogida por parte del público.
El último de la lista (1963)
de John Huston
Adrian Messenger es un escritor de renombre que está trabajando en su última novela. En un fin de semana de cacería, le entrega Anthony Gethryn, un agente secreto retirado, una lista en la que figuran 10 nombres de personas. Curiosamente, muchas de esas personas han muerto en extraños accidentes.
El último de la lista es una película de misterio dirigida por John Huston que adapta la novela La lista de Adrian Messenger de Philip MacDonald. La trama se inicia con la entrega de una lista de nombres por parte del escritor Adrian Messenger al retirado agente secreto Anthony Gethryn, provocando la búsqueda de éste último por conocer el factor común que tienen esas personas y las extrañas circunstancias que rodean sus muertes. Existe una mano negra detrás y Gethryn querrá desenmascararla. El film está protagonizado por George C. Scott, Dana Wynter, Clive Brook y Kirk Douglas, contando además con un elenco de grandes estrellas representando pequeños papeles en pantalla. Huston supo acompañarse de grandes nombres de la edad de oro de Hollywoood (Tony Curtis, Robert Mitchum, Frank Sinatra y Burt Lancaster) aunque solo fuera para realizar un cameo. Este es el factor clave y diferencial del film, siendo también su propio lastre. El malvado protagonista es un rey del disfraz y del maquillaje capaz de adaptar múltiples personajes para despistar a la policía y a sus víctimas. Eso es representado con una técnica de maquillaje y caracterización pionera en el momento, realizada por Bud Westmore, uno de los diseñadores de maquillaje más reconocidos del Hollywood de la época, pero a la que el paso del tiempo no ha tratado amablemente. Resulta evidente saber que personajes van caracterizados, simplificando el film a intentar adivinar quien se encuentra detrás de cada máscara. Pese a tratarse de una película de John Huston con un gran reparto de estrellas, el film resulta ser una obra menor en su filmografía, con una sencilla historia con pocas pretensiones y dando la impresión de que Huston la realizó para su propio divertimento y el de sus allegados.