
Del 23 al 26 de julio se ha celebrado en la ciudad de Vic la decimoséptima edición del Festival Nits de Cinema Oriental, un festival de cine que abraza la cultura asiática desde múltiples perspectivas. Una edición reducida en días pero que ha contado con gran número de películas, mucha afluencia de público y unas omnipresentes medidas de seguridad para evitar los contagios del Covid-19. En la crónica de hoy: artes marciales, coartadas cinéfilas y mascarillas (Nits de Cinema Oriental de Vic 2020).
Nits de Cinema Oriental de Vic
El Festival Nits de Cinema Oriental tiene como objetivo acercar la cultura asiática a través del cine. También hay otros elementos como la gastronomia o las artes plásticas y escénicas (exposiciones, talleres, muestras de artes marciales, representaciones de cuentos populares, etc.). El festival incluye una sección oficial a competición con el Premio del Jurado, el Gato de la Suerte del Público y el Premio de la Crítica. Dentro de la programación se incluyen sesiones infantiles, retrospectivas, sesiones especiales y maratones temáticas.
En nuestro tercer año en el festival, hemos podido disfrutar de una larga jornada de domingo en la que pudimos ver tres películas, una de ellas la gran triunfadora de las Nits de Cinema Oriental.

Mulan (2020)
de Chen Cheng
Mulan es una joven experta en artes marciales que reside en un pequeño pueblo. Cuando reclaman a los hombres del pueblo para ir a la guerra, Mulan se alista haciéndose pasar por un hombre.
China está volviendo a producir películas a ritmo endiablado y precisamente el año en que Disney está pendiente de estrenar su live action sobre Mulán, en el gran país asiático se estrenan nada más y nada menos que 5 films que adaptan la leyenda de la guerrera china. Dicho por la propia organización, la obra estrenada en el festival es la más digna de las 5 y la más alejada del enfoque del estilo Disney. Lo que inicialmente parece una historia de aventuras cargada de épica y grandes batallas, pronto se vislumbra como una obra en la que se percibe el poco presupuesto y las ganas de finalizar rápidamente el proyecto. Del entretenido arranque en el que a través de un plano secuencia se muestra el pueblo donde reside la protagonista y sus allegados pronto pasamos a un conflicto bélico descafeinado. Las luchas contra unos salvajes caricaturizados desatan combates de artes marciales con constantes salpicaduras de sangre que rápidamente caen en la repetición de coreografías, el abuso de cámaras lentas (algunas de ellas con tal nivel de difuminación en la imagen que no se comprende lo que sucede en pantalla), un cargamento de elipsis y fundidos a negro sin sentido alguno y una epicidad de cartón piedra (como las actuaciones de la mayoría del reparto). Quien espere una historia de empoderamiento femenino con grandes escenas de acción y momentos cómicos, mejor que baje las expectativas y apueste por el made in Hollywood, éste Mulan se acerca más al telefilm que a una propuesta para ver en la gran pantalla.

Fist of legend (2019)
de Liu Chun
Chen Zhen viaja a Tokio para seguir sus estudios de artes marciales. Allí se verá involucrado en una conspiración contra los ciudadanos de China.
Chen Zhen es uno de los héroes más míticos del cine de Kung-Fu, encarnado en numerosas ocasiones por actores de renombre como Jet Li, Donnie Yen o la gran leyenda del cine de artes marciales Bruce Lee. En el presente film el protagonismo es para Tiger Xu, una estrella en alza del cine de artes marciales. Con grandes facciones enfrentadas entre ellas en la que los japoneses son los verdaderos malvados que acechan a los ciudadanos chinos, la historia se vuelve más espesa de lo que resultaría necesario para un público deseoso de disfrutar de escenas de lucha callejera. Para evitar la confusión, los diálogos resultan redundantes y simplones, llegando a niveles que te hacen desear que los personajes se callen y den paso a los mamporros típicos del género. Esas escenas están bien resueltas (con levantamiento del polvo reglamentario tras cada puñetazo y patada) y se suceden en escenarios cuidados, que resultan un tanto repetitivos por la escasez de recursos pero en los que se ha intentado cuidar los detalles para recrear correctamente la época en la que se sitúa la historia (años de invasión japonesa de la zona este de China). La película resulta entretenida y sin pretensiones, pero justo lo mejor del film es la comicidad involuntaria en su recta final, con rizos argumentales que chirrían, despedidas dramáticas que consiguen provocar carcajadas y actuaciones tanto del reparto principal como de los figurantes que deja bastante que desear.

Sheep Whithout a Shepherd (2020)
de Sam Quah
Una familia china residente en Tailandia tiene una vida sencilla y feliz. El día en que la hija mayor sufre una agresión en un campamento de estudiantes, se suceden una espiral de accidentes, mentiras y sospechas que pondrán a prueba a la policía.
La gran triunfadora del Festival Nits de Cinema Oriental de Vic, ganadora de todos los galardones que otorga el festival: premio de la crítica, premio del público y premio del jurado. Un merecido pleno conseguido de forma unánime que realmente no sorpende a nadie tras su visionado. Sam Quah dirige el remake de un thriller índio que gira entorno a una potente premisa: la historia no se centrará en la investigación de la policía para resolver un crimen, aquí se giran las tornas y el protagonismo absoluto será para la coartada que crea una familia para poder escaparse de una terrible acusación. Sabemos que han cometido el crimen pero el terrible suceso está tan cargado de justicia poética que es inevitable posicionarse de su lado. Los homenajes a grandes obras del género se suceden a lo largo del film (Testigo de cargo, Seven, Montage…) y se introducen en la propia trama en un juego de metacine que encantará a cualquier fan del cine negro. Esta producción China rodada en Tailandia funciona a la perfección gracias a su intenso ritmo, trama milimétrica cargada de sorpresas y giros argumentales, buenas actuaciones y una banda sonora que nos traslada de lleno al famoso país del sudeste asiático. Una pequeña joya de las que gusta descubrir y recomendar y que resulta apuesta segura para toda persona que mínimamente disfrute de los thrillers bien construidos y que buscan tener algún factor diferencial.

De nuevo, nuestro paso por las Nits de Cinema Oriental de Vic ha sido fugaz, pero el festival ha vuelto a cumplir expectativas. En tiempos de Covid-19, las medidas para evitar contagios han estado omnipresentes y todo el equipo de voluntarios y voluntarias ha estado constantemente encima del público para evitar problemas. Reconozco que en algún momento ha podido resultar un poco cargante, pero está absolutamente justificado y es totalmente necesario. No solo las cosas se han de hacer bien (como se han hecho), además el festival estaba en el punto de mira por la complejidad del momento y han afrontado el problema con nota. ¡El año que viene repetiremos seguro!
Pingback: Recomendaciones: Mis 15 películas de 2020 | Un hombre sin piedad