
La plataforma de Disney+ goza de gran acogida gracias a las películas y series de los universos Star Wars, Pixel o Marvel, de los clásicos animados de toda la vida, e incluso de los live action de estos mismos films. Una parte más desconocida de su catálogo se centra en películas de aventuras aptas para toda la familia, repletas de imaginación y en las que los relatos de superación personal inundan el metraje. En las recomendaciones de hoy: 5 clásicos del cine de aventuras de la década de los 50 (Disney+).

La isla del tesoro (1950)
de Byron Haskin
El capitán William Bones llega enfermo a la posada de la madre de Jim Haxkins, y antes de morir, entrega un mapa del tesoro al joven Haxkins. Con la ayuda del Sr. Trelawney y el doctor Livesey, juntos deciden emprender la búsqueda del tesoro.
La isla del tesoro, la famosa novela de Robert Louis Stevenson, ha sido adaptada a la gran pantalla en múltiples ocasiones. Una de las más recordadas es la versión de Byron Haskin de 1950, película que supuso para Disney introducirse en uno de los primeros grandes rodajes con actores reales, lejos de sus habituales propuestas de animación. El film no consigue trasladar la grandeza de la obra original, pero resulta un divertimento apto para toda la familia en el que brilla por encima de todo y de todos la actuación de Robert Newton como el perspicaz pirata Long John Silver. La icónica imagen del pirata con pata de palo, sonrisa torcida, loro en el hombro y de pensamientos maquiavélicos se refleja a la perfección en la caricaturizada actuación del actor británico. Tanto la novela original como el propio film de Disney, se centran en el punto de vista del joven Haxkins, quien se ha de enfrentar a un mundo cruel que no acaba de comprender, debido a su ingenuidad y confianza perpetua en los demás, pero que poco a poco se irá forjando su carácter provocando la inevitable pérdida de la inocencia. En la película la relación entre ambos resulta un tanto desdibujada, dejando una sensación de ambigüedad y de forzar determinadas situaciones que no acaban de encajar del todo. El film cuenta con una modesta pero eficiente producción, en las que destacan el gran barco pirata, el vestuario de la tripulación y unos maravillosos fondos pintados a mano que se diluyen con la realidad. Quienes desconozcan el relato original, un aviso: el film se centra más en el enfrentamiento entre tripulación y piratas que en las propias aventuras que provoca la búsqueda de un tesoro. Bobby Driscoll, el actor que encarna al joven Jim, fue un habitual de las películas de Disney e incluso dio voz al mítico Peter Pan, pero cayó en las manos de la heroina y el alcohol, falleciendo a los 31 años de edad. Otro juguete roto en la larga lista de Hollywood.

Los arqueros del rey (1952)
de Ken Annakin
El joven Robin Hood compite en un torneo de arqueros para conquistar a Lady Marian. De regreso a casa, Robin Hood y su padre son atacados por los hombres del Príncipe Juan. Robin consigue escapar y se refugia en el bosque de Sherwood.
La historia del arquero Robin Hood es conocida por todo el mundo debido al gran número de adaptaciones realizadas para serie y televisión. Russell Crowe, Kevin Costner, Sean Connery o Errol Flyn son algunos de los míticos actores que han encarnado al justiciero que roba el oro a los ricos para entregárselo a los pobres. Disney realizó en 1952 de manos del director Ken Annakin una película que ha pasado irremediablemente al olvido, siendo incluso más recordado por todos el film de animación de la propia Disney dirigido por Wolfgang Reitherman en 1973. El tono general de Los arqueros del rey es el de una historia de aventuras desenfadada, sin demasiadas pretensiones, en el que no se pretende en ningún momento darle demasiada profundidad a algunas de las tragedias que suceden, y en que la comicidad más inocente y amable aparece en la mayoría de las escenas y situaciones menos esperadas. Un energético Richard Todd es el encargado de dar vida al famoso arquero, un enamorado e ingenuo joven que se tendrá que enfrentar a constantes peligros en búsqueda de la justicia, la mano de Lady Marian y la recuperación de la corona por parte del rey Ricardo Corazón de León. Lo predecible de la historia y su desenlace, no oscurecen un entretenimiento familiar que cumple su cometido, aunque no logre trascender sobre muchas de las otras obras que se han inspirado en el personaje que reside en el bosque de Sherwood. Pese a que el paso del tiempo ha menguado el recuerdo de la película, fue una de las más populares en Gran Bretaña en 1952 y consiguió una recaudación en taquilla de casi 5 millones de dólares en los Estados Unidos.

20.000 leguas de viaje submarino (1954)
de Richard Fleischer
En 1870, los relatos de marineros asegurando haber visto un enorme monstruo marino en el sur del pacífico se expanden por todo Estados Unidos. El ejército fleta un buque de guerra para destruir a la bestia.
20.000 leguas de viaje submarino es una de las obras más reconocidas del gran Julio Verne. Eso es debido gracias al propio mérito de la magnífica obra literaria, en la que el autor vuelve a indagar en espacios desconocidos e indómitos para el ser humano, consiguiendo despertar la imaginación de los lectores y permitiéndose licencias sobre los tesoros y horrores que esconde el fondo del mar. Al rememorar el viaje submarino narrado en el libro, forman parte del imaginario colectivo las potentes imágenes mostradas en la adaptación cinematográfica de Disney a manos de Richard Fleischer. El colorido aspecto que ofrece el technicolor y el cinemascope de la época, abraza la novela de Verne para ofrecer una de las mejores adaptaciones realizadas de una de sus obras. El film cuenta con una enorme producción, unos efectos especiales que aguantan de forma notable el paso del tiempo, y un excelente reparto al frente de la historia. James Mason encabeza el elenco de actores, encarnando al misterioso Capitán Nemo, un hombre de grandes modales, hostil e inteligente, que a través del Nautilus ha conseguido seguir sus utópicos valores. Acompañando a Mason tenemos a un enérgico Kirk Douglas, como el imparable arponero Ned Land, al eficiente Paul Lukas, como el profesor Pierre Aronnax, un hombre obsesionado con estudiar los secretos del fondo del mar, y al anecdótico Peter Lorre, quien ejerce de ayudante del profesor Pierre. Las oníricas escenas acuáticas, la estética retrofuturista del submarino, el enfrentamiento con gigantes criaturas marinas, el estratosférico encanto de Douglas, la encantadora foca… todo en 20.000 leguas de viaje submarino funciona a la perfección. La película transmite esa sensación de inocencia de otra época y del inabarcable espíritu aventurero de los tiempos de grandes descubrimientos. Uno de los grandes clásicos de la historia del cine, un entretenimiento para toda la familia que fue la ganadora indiscutible de dos premios Óscar, a la mejor dirección artística y a los mejores efectos especiales.

Darby O’Gill y el Rey de los duendes (1959)
de Robert Stevenson
El viejo Darby siempre está en la taberna del pueblo presumiendo de haber conocido a Bryan, el rey de los duendes. Bryan tiene el poder de conceder tres deseos, pero siempre se las ingenia para salirse con la suya.
Robert Stevenson dirige Darby O’Gill y el Rey de los duendes, una película que gira entorno a las fabulas irlandesas, en concreto alrededor del Leprechaun, un tipo de duende que pertenece al folclore y mitología irlandesa. Walt Disney concibió la película durante un viaje a Irlanda en 1947, pero no fue hasta su segundo viaje al país, en 1956, cuando anunció la película que adaptaría la novela de Herminie Templeton Kavanagh. Albert Shape y Jimmy O’Dea son los protagonistas indiscutibles del film, interpretando al anciano y al rey de los duendes respectivamente. Cada vez es menos habitual ver a personas ancianas interpretando a personajes protagonistas, y Shape se recrea en su actuación con multitud de muecas y risas exacerbadas que encajan a la perfección con el personaje. La historia está plagada de canciones, buenos sentimientos, un romance gaélico y personajes malvados estereotipados, pero no consigue brillar como otros productos de Disney de la época. Los efectos especiales se mantienen a flote durante la mayoría de la película, brillando en los momentos en los que Darby interactúa con los duendes (recordando a los viajes de Gulliver o a Gandalf con los Hobbits). El principal problema del film es que no se deja suficiente espacio al personaje de O’Dea, ya que la historia se enriquece de sus divertidos momentos con Shape, y decae cuando desaparece de escena, algo que sucede durante un largo período en el último tramo. Sean Connery ofrece una actuación testimonial, pese a contar con momentos de lucimiento en los que se involucra en peleas o aparece cantando, no parece demasiado cómodo interpretando al joven fornido de campo que acaba de llegar al pequeño pueblo irlandés. En cambio, Janet Munro, con el principal personaje protagonista, consiguió el Globo de Oro a la nueva promesa femenina.

Viaje al centro de la Tierra (1959)
de Henry Levin
El profesor Lindenbrook recibe de manos de su alumno Alec una roca volcánica. En el interior de la roca descubren una indicación del científico Arne Saknussemm de cómo llegar al centro de la Tierra.
Tal y como sucede con la adaptación de 20.000 leguas de viaje submarino, en Viaje al centro de la Tierra nos encontramos con una película que basa su éxito en el espíritu explorador y aventurero del ser humano por adentrarse en los misterios más ocultos del mundo. Una nueva adaptación de una novela de Julio Verne, esta vez de la mano de Henry Levin, quien consigue realizar un nuevo clásico del cine de aventuras. Viaje al centro de la Tierra fue una producción muy ambiciosa, que contó con un presupuesto que superaba los tres millones de dólares y tal como se explica en la propia película, fue rodado en el Parque Nacional de las Cavernas de Carlsbad, en Nuevo México, ofreciendo un gran realismo en las escenas en las que el grupo de exploradores se adentra en territorio inhóspito en búsqueda del centro de la Tierra. James Mason vuelve a convertirse en protagonista de una historia de Verne, pasando del utópico y elegante capitán Nemo, al despistado y apasionado profesor Lindenbrook, y ofreciendo de nuevo una actuación impecable marca de la casa. Los efectos especiales funcionan a lo largo de todo el film, ofreciendo escenarios y situaciones de gran intensidad, y mostrando en los personajes protagonistas las marcas del cansancio y del paso del tiempo provocados por la larga travesía a la que se enfrentan. Ese paso del tiempo no acaba de ayudar a ciertos lagartos gigantes insertados con la técnica de la retroproyección, que en la actualidad resultan bastante toscos al verse pegados de forma brusca a la acción. Divertida, entrañable y con un aura de nostalgia del cine de antaño que no decepcionará si se entra con ojos hambrientos de aventuras. La película de Disney fue todo un éxito en la época, obtuvo tres nominaciones a los premios Óscar, dirección artística, efectos especiales y sonido.