La Crónica: Encuentro con Mamoru Hosoda (Sitges 2021)

El Festival Internacional de Cine Fantástico de Catalunya implica correr de las salas del Hotel Melià a las del centro, o sufrir por si conseguirás ver la película que se llevará todos los elogios de crítica y público, aplaudir intensamente al simio gigante que abre todas las sesiones o cruzarte con compañeros y compañeras de redes sociales con los que únicamente te ves en el Festival… pero también es el lugar donde pueden suceder cosas inimaginables, como el encuentro con uno de los genios actuales del cine de animación, el gran Mamoru Hosoda.

El domingo 10 de octubre a las 18:30 h en la Sala Garbí del Hotel Melià, justo después de verle recibir el Gran Premio Honorífico 2021 en la proyección de su última película, Belle, se celebró el encuentro con el director Mamoru Hosoda. Conducido por Ángel Sala, director del Festival, Jordi Sánchez Navarro, coordinador de la sección Anima’t, y un traductor de Japonés, el encuentro sucedió más o menos así…

¿Qué os ha parecido la película?

Público: (aplausos).

Gracias (en perfecto castellano, con la mano en el pecho y haciendo una reverencia).

Sitges y el anime están unidos desde hace muchos años. Hosoda es el mayor representante del anime actual, y este año le hemos otorgado desde el Festival el Gran Premio Honorífico 2021. Los comienzos profesionales en el mundo de la animación fueron en TOEI Animation. ¿Qué grado de innovación pudiste aportar a series y modelos consolidados?

Fueron mis comienzos en el mundo de la animación, trabajando de animador en TOEI Animation en 1991. Para acceder al estudio tuve que superar unas duras pruebas de arte y después ya comencé a trabajar en series y posteriormente en películas. Allí trabajé en Dragon Ball Z, Slam Dunk, Sailor Moon o Digimon. Precisamente dirigí la primera película de la franquicia: Digimon Adventure. En TOEI pude trabajar en series originales que no estaban adaptando ningún manga, pudiendo aportar ideas desde el principio de los proyectos.

Es habitual en tu cine la relación entre el mundo real y el mundo virtual, como en Summer Wars o en Belle.

Ha aparecido en mi trabajo desde hace más de 20 años. Ya exploraba esos temas en la época de Digimon. Internet y lo virtual. Es un tema que me atrae y sé que se ha tratado en muchas películas y series, pero me gusta pensar que aporto un punto de vista genuino. En otras obras existe una percepción muy negativa de las nuevas tecnologías. Yo creo que son una herramienta que puede servir para romper determinados conceptos y explorar nuevas realidades que ayuden a nuestro mundo. En ese sentido, coincido con lo que piensa la mayoría de gente joven.

¿Qué te atrae de la fantasía?

El mundo fantástico y la realidad no pueden existir el uno sin el otro. Han de coexistir. Son dos contrarios pero han de ir unidos.

Este año, el late motiv del festival es La bestia interior. En Belle se realiza una reinterpretación de la Bella y la Bestia, y en muchas de tus obras se explora el concepto de seres híbridos, mitad humanos mitad bestias.

Una bestia puede ser más humana que las personas. Me gustan los personajes con conflictos internos profundos, como los Hombres Lobo, unas criaturas ficticias que eran perseguidas en la cultura occidental europea durante la Edad Media.

En tu cine podemos ver muchos problemas cotidianos en un contexto de fantasía. ¿Nos puede ayudar a tener una mayor comprensión del mundo real?

Es cierto que la fantasía no es cierta y hay que tomársela con cierta distancia. En una escena de Mirai, mi hermana pequeña, se ve como un director vive en una casa enorme. Y no, no es real, yo por ejemplo no vivo en una casa así. Es fantasía. Pero los elementos fantásticos pueden ayudar a entender la realidad, a hacerla más soportable, incluso más mágica. La realidad necesita a la ficción y la ficción a la realidad. Además, sin fantasía, no existiría el festival de Sitges.

¿Y la animación? ¿Ayuda?

En comparación con la fotografía, esta retrata un momento superficial de la realidad. Es decir, puede tener un concepto complejo detrás, pero tiene ciertas limitaciones. El dibujo consigue extraer la profundidad del momento y de la realidad, por ejemplo, de una persona. Por eso sigo trabajando de animador. Solía dibujar un retrato de una perspectiva frontal y lateral a la vez. Un dibujo puede hacer las dos caras, con la fotografía no es posible.

¿Cuál es el panorama actual del anime en Japón?

En los años 80 miraban anime los otaku, y estaba muy mal visto públicamente. Se ha normalizado en Japón. Ahora todo el mundo mira anime. Incluso los otakus en la actualidad dicen orgullosamente: no tengo amigos, pero veo anime.

¿Y la percepción del anime en otros países?

He visitado distintos festivales a lo largo de mi carrera. Allí siempre he argumentado que el anime es una categoría importante y principal, y merece su reconocimiento. El anime es innovador. Antes era impensable que en el Festival de Cannes hubiera un anime en la sección oficial. Se que hay personas que piensan: ¿Qué cojones hace esa película aquí? Y mi trabajo es que dejen de pensar así. He de enseñar a los franceses.

A principios del siglo XXI estalló una bomba que supuso un antes y un después de la historia de la animación: El viaje de Chihiro ganó el Oso de oro en la Berlinale. Mucha crítica se escandalizaba al ver premiada una película de dibujos animados. Por cierto, odio ese término. Pero con el tiempo, la crítica occidental ha ido cambiando de mentalidad.

Ha habido un cambio de mentalidad enorme. La animación puede tratar múltiples temas: cotidianos, profundos, dirigidos a un público joven, dirigidos a un público adulto… Había un odio generalizado a la animación, tanto al cine japonés como al americano, pero lentamente cada vez van cambiando más las tendencias.

¿Qué importancia tiene la música y las canciones en su cine?

No me gusta encasillar la animación en un género. Siempre pruebo cosas nuevas, trabajando obra por obra. Quiero probar música distinta, original, que incluya elementos nuevos. Para la banda sonora y las canciones de Belle he trabajado con 4 compositores de diferentes estilos. El tema principal de Belle es como las redes sociales, un tema global que pudiera gustar en todo el mundo. Ese fue el encargo a los compositores. Sufrieron un poco.

¿Haces sufrir a tus colaboradores?

Mi maestro Shigeyasu Yamauchi, director de películas de Saint Seiya, Ranma 1/2 o Dragon Ball Z, hacia sufrir a sus colaboradores, pero el resultado final era magnífico. Ahí aprendí que hay que hacer sufrir algo a los colaboradores. Los que trabajaron en Saint Seiya, sufrieron mucho.

¿Cuáles son tus metas personales en el estudio? ¿Y tus proyectos futuros?

Chizu significa mapa, una herramienta que se utiliza para descubrir nuevos lugares. La intención del estudio es probar elementos no utilizados, innovar. Siempre quiero hacer cosas nuevas. En la época de Colón, se descubrió América. Quiero ser un descubridor y crear nuevas tendencias. El estudio tiene 10 años, somos independientes, no comerciales. Es un milagro que sigamos con vida, pero seguiremos trabajando todo lo que podamos.

Ha sido un honor para el festival contar con su presencia. Gracias.

Y para cerrar, el menda lerenda en modo acosador de pasillos con el maestro Mamoru Hosoda. Gracias por la paciencia. ¡Y pronto más crónicas del festival de Sitges!

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