Sesión continua: «En realidad, nunca estuviste aquí» y «El sacrificio de un ciervo sagrado»

Sesión continua_Nunca estuviste aquí y Ciervo Sagrado

Escribí hace poco sobre de “The Square”, la ganadora de la palma de oro en Cannes. Hoy toca hablar de dos películas que también fueron premiadas en el festival, una con el premio al mejor actor para Joaquin Phoneix y ambas con un premio ex-aequo al mejor guion. En la sesión continua de hoy: “En realidad, nunca estuviste aquí” y “El sacrificio de un ciervo sagrado”.

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“En realidad, nunca estuviste aquí”: Una bestia vengativa

Título original: “You Were Never Really Here” (95 min.)

Año: 2017

Director: Lynne Ramsay

Guion: Lynne Ramsay (Novela: Jonathan Ames)

Reparto principal: Joaquin Phoenix, Alessandro Nivola, John Doman y Judith Anna Roberts

Género: Drama, Thriller

Sinopsis: Joe es un tipo solitario y misterioso que se dedica a rescatar a mujeres explotadas sexualmente. Un día recibe la llamada de un senador, diciendo que su hija ha sido secuestrada.

Opinión: Estamos en una época en que cada vez se está haciendo más visible la dualidad en el cine. Las propuestas se pueden dividir en más comerciales, en las que se siguen los cánones de narración más tradicionales, o propuestas más independientes o de autor, en las que la narrativa opta por buscar formas diferentes de expresión. En éstas últimas películas, se está optando muchas veces por no dar todas las respuestas al espectador, no forzar los diálogos y mostrar muchos más silencios de los que se hacen en las películas más comerciales. Yo soy partidario de los dos cines, siempre hay una película para cada momento, pero cada vez más me siento atraído por las películas que se engloban en el segundo grupo. Aunque no le haga ascos a “Star Wars”, “Pixar” y compañía, me están dando muchos más momentos de gozo las películas más independientes o de autor.

“En realidad, nunca estuviste aquí” se engloba en ese tipo de películas en las que no se da todo masticado al espectador, y hay que esforzarse para desentrañar la historia por uno mismo con los elementos que se nos muestran en pantalla. Un Joaquin Phoenix brutal y salvaje, con un aspecto físico y un rostro aterrador, interpreta a Joe, un personaje atormentado por su pasado que se dedica a rescatar a jóvenes que han caído en manos de las redes de la prostitución. La película arranca con Joe recogiendo todos los objetos cotidianos que ha utilizado para realizar el rescate, y siendo precavido para no ser visto por nadie. Aquí se nos dan las primeras pistas de cómo será la narración, pocos diálogos, elipsis y enfoques de cámara que insinúan más que enseñan. Conforme va avanzando la historia, sabremos más cosas de Joe, tanto de su presente en el que se dedica a rescatar chicas y a cuidar de su madre, como de su pasado, con unos flashbacks fulgurantes en los que se nos insinúa lo que pudo haber vivido de niño y en su etapa por los marines. Aparecen cómo esos recuerdos que no queremos tener, pero que nos estallan en la cabeza sin desearlo y duran décimas de segundos. Unos recuerdos que harán que el personaje esté profundamente atormentado y al filo del suicido, aunque siempre acabe buscando una excusa para agarrarse a la vida. Cuando reciba el siguiente encargo, en el que un senador pide que rescaten a su hija, caída en una de esas redes de prostitución, veremos al detalle el modus operandi del protagonista, desde los primeros preparativos hasta la ejecución del plan.

La película en su línea de no ser condescendiente con el espectador, también se contiene en sus momentos de violencia. Hay tiroteos, peleas y momentos escabrosos, pero mediante la elipsis, los desenfoques y los cambios de cuadro pocas veces se ven momentos violentos de forma explícita.  La historia es oscura y perversa, pero no pretende centrarse en ella, prefiere optar por enseñar como alguien puede acabar haciendo lo que hace Joe, y como es capaz de gestionar tener que convivir con ese mundo. El buen uso de la elipsis y evitar demasiadas explicaciones de los sucesos, produce el factor positivo de que el espectador tenga que ir tapando los agujeros que se suceden en la historia, pero, por otro lado, hace que la trama y personajes no acaben de desarrollarse, convirtiéndose en una historia vista mil y una veces en la pantalla grande.

Como comentaba antes, la gran baza de la película es centrarse en Joe, interpretado por un terrorífico y mastodóntico Joaquin Phoenix, el cual muestra un cambio físico importante para ajustarse a las peculiaridades del personaje. Una actuación muy física, con pocas líneas de diálogo y en la que con su mirada es capaz de transmitir su mundo interior. Un premio en Cannes al mejor actor más que merecido. Una lástima que no se haya desarrollado más una trama que peca de sencilla pese a su complejidad narrativa.

Lo mejor: JOAQUIN PHOENIX, así, en mayúsculas. Las elipsis inteligentemente utilizadas. Opta por una escasez narrativa para que el espectador se estruje la cabeza que es de agradecer.

Lo peor: La propia escasez narrativa hace que tanto la trama como el desarrollo de personajes escasee. Podría haber dado mucho más de sí.

Me gustó más que: Venganza

Me gustó menos que: Drive

Nota: 7/10

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“El sacrificio de un ciervo sagrado”: La incomodidad como estandarte

Título original: “The Killing of a Sacred Deer” (109 min.)

Año: 2017

Director: Yorgos Lanthimos

Guion: Yorgos Lanthimos y Efthymis Filippou

Reparto principal: Colin Farrell, Nicole Kidman, Barry Keoghan y Raffey Cassidy

Género: Drama, Thriller

Sinopsis: Steven es un reputado cirujano casado con Anna, una respetada oftalmóloga. Viven felices con sus dos hijos, Kim y Bob. Steven entabla amistad con Martin, un amable chico de 16 años, que poco a poco se va introduciendo en la vida de Steven hasta provocar graves tensiones en la familia.

Opinión: Me estreno con el director y guionista griego Yorgos Lanthimos con “El sacrificio de un ciervo sagrado”, la primera película que realiza fuera de Grecia. En esta ocasión, en Reino Unido y con un reparto internacional, con Colin Farrell y Nicole Kidman como cabezas de cartel. He leído artículos para saber algo más del director, y todos los comentarios reiteran algunos detalles sobre su estilo: parte de situaciones aparentemente irreales para mostrarlas con un realismo que confunde al espectador, frialdad en el tono, diálogos mínimos y control absoluto del encuadre. Por todo lo comentado, se le compara muchas veces con Michael Haneke, y en la última película de Lanthimos he podido apreciar cierta conexión.

“El sacrificio de un ciervo sagrado” arranca con música de ópera y la pantalla en negro. Conforme la música va avanzando, la pantalla nos golpea con una imagen de un corazón bombeando en un primer plano que se aleja lentamente, y que perdura tanto en pantalla cómo en nuestra mente. El arranque de la película pretende dos cosas: mostrarnos la profesión del protagonista, Steve, un cirujano que opera a corazón abierto, y avisarnos de que lo que vamos a ver en la película no va a ser fácil. La incomodidad se hará presente a lo largo de todo el film, obligándonos a preguntarnos que sucede exactamente ante nuestros ojos y haciéndonos remover en el asiento. Steve, tiene una vida feliz con su mujer Anna, reputada oftalmóloga, madre sacrificada y amante complaciente. Sus dos hijos, Kim y Bob, son buenos estudiantes y hacen las tareas de la casa. El factor extraño en la ecuación será Martin, un joven de dieciséis años con el que Steve se cita regularmente. Van a dar una vuelta en coche, quedan para tomar algo en una cafetería y se comunican constantemente por teléfono. Cada vez que Martin aparece, es inevitable buscar una explicación a la relación que tiene con Steve, haciendo que las ideas más turbulentas pasen por nuestra cabeza. La realidad no se resuelve hasta bien avanzada la trama, y Martin es crucial para desencadenar un conflicto tan trágico en el presente que desmontará la aparente felicidad de la familia de Steve. Siempre con la venganza y la culpabilidad como motor de la historia.

Vuelvo al concepto de incomodidad para hablar de “El sacrificio de un ciervo sagrado” porqué es la palabra que mejor define lo que se siente tanto al ver la película como al reflexionar sobre ella después de su visionado. Todo rezuma incomodidad. La relación entre Steve y Martin, las relaciones sexuales de Steve y Anna, el trato de Steve y Anna a sus hijos, incluso los propios diálogos entre personajes, poco adecuados la mayoría de veces. Decisiones como una banda sonora que se desata imponente en momentos que no la esperas o total ausencia de ella en escenas en que podría encajar, siguen la premisa de incomodar al espectador. La cámara también juega esta baza, siguiendo la acción con largos planos secuencia o planos fijos que la mayoría de las veces están alejados, convirtiendo al espectador en un espía de la intimidad y las miserias de la familia protagonista. Hay muchas secuencias filmadas en el hospital en el que trabaja Steve, dónde Lanthimos demuestra un control de cámara absoluto, con movimientos que recuerdan a los de “El Resplandor” de Stanley Kubrick, cuando la cámara se movía por los pasillos del hotel maldito.

“El sacrificio de un ciervo sagrado” no es una propuesta apta para todo el mundo. Se puede decir que hasta que no pasan cuarenta minutos de film no acabamos de encajar muchos de los sucesos que aparecen en pantalla. De hecho, incluso cuando se nos da una explicación, en la línea de machacar al espectador, se da en tan pocos segundos que prácticamente no tenemos tiempo de amoldarnos a la nueva situación planteada. Ese puede ser uno de los principales lastres de la película, puesto que se trata una propuesta que resulta bastante exigente con el espectador. Huele tragedia desde su arranque y lo acaba siendo en su desenlace, aunque muchos esperábamos un golpe en la cara de mayor magnitud. Buena propuesta que nace con el objetivo de hacérselo pasar mal al espectador, y lo consigue.

Lo mejor: el rechazo que genera el personaje de Martin cada vez que aparece en pantalla. La incomodidad que transmite toda la película y que te hace removerte en tu asiento.

Lo peor: no es fácil entrar y dejarse llevar por su propuesta. Cuando se resuelve el enigma, muchos esperábamos un final más brutal del que acaba sucediendo.

Me gustó más que: Caché

Me gustó menos que: Funny Games

Nota: 8/10

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Me quedo con…

“El sacrificio de un ciervo sagrado”. Su propuesta que pretende incomodar al espectador, lo consigue, mostrando una historia extraña, con personajes que nunca reaccionan como esperamos y en los que la historia también parte de una premisa que no nos dejará indiferentes. “En realidad, nunca estuviste aquí” vuelve a ser una vuelta de tuerca del protagonista justiciero atormentado, con un enfoque diferente al habitual, mucho más duro y seco, pero que me resulta inferior a la propuesta de Lanthimos. Una lástima que sean dos películas que pasaran bastante desapercibidas en la cartelera, se alejan de los cánones habituales, y eso es de agradecer.

4 respuestas a “Sesión continua: «En realidad, nunca estuviste aquí» y «El sacrificio de un ciervo sagrado»

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