
Tras su paso por la gran pantalla o en estreno directo en plataforma, actualmente coinciden en Disney+ las dos últimas películas de Disney y Pixar. Una aventura mágica llena de artes marciales y las vivencias de un verano idílico en la costa italiana. En la sesión continua de hoy toca hablar de Raya y el último dragón y Luca.

«Raya y el último dragón»: Aventuras marca de la casa
Título original: Raya and the Last Dragon (114 min.)
Año: 2021
Dirección: Don Hall, Carlos López Estrada, Paul Briggs y John Ripa
Guión: Qui Nguyen y Adele Lim (Historia de Paul Briggs, Don Hall, Adele Lim, Carlos López Estrada, Kiel Murray, Qui Nguyen, John Ripa y Dean Wellins)
Reparto principal: Animación
Género: Acción, Animación, Aventuras
En el mágico mundo de Kumandra, hace 500 años años, convivieron humanos y dragones, hasta que unas fuerzas del mal amenazaron el territorio. En la actualidad, esas fuerzas malignas vuelven a la carga.
Disney vuelve a repetir la fórmula que tantas veces le ha funcionado en Raya y el último dragón, una fábula de aventuras que rebosa imaginario por el folklore del sureste asiático, en el que los mensajes sobre la confianza en los demás y la estructura clásica del camino del héroe se abren paso, pero que a su vez, huye de cualquier tipo de trama romántica y omite de su metraje los números musicales.
A través de unos pilares claros que sustentan el film, Raya y el último dragón resulta tan intensa como emotiva. Las escenas de acción, en las que se abren paso las artes marciales, acompañan a la perfección esta aventura de empoderamiento de una protagonista femenina que ha perdido su fe en las personas extrañas. Un mundo mágico que presenta una disparidad de territorios muy bien definida y que ofrece escenarios y personajes cuidados, y siguiendo esa línea, unos carismáticos personajes secundarios que acompañan a Raya en su infatigable búsqueda. La influencia del wuxia (género asiático de luchas de espadas y tramas de palacio) se palpa en el ambiente, y es acompañado por una banda sonora del incombustible James Newton Howard que encaja al milímetro con lo que sucede en pantalla.
Todo brilla a gran nivel en la última película de Disney, pero es inevitable tener la sensación de que la película sigue un patrón claro que ha estandarizado la gran compañía del ratón Mickey. Protagonista femenina que ha de redimirse y enfrentarse a sus prejuicios, secundarios que ofrecen el punto cómico a la trama, búsqueda de un objeto mágico que será la respuesta (o no) al problema que atormenta a la humanidad, personaje alocado que consigue influenciar claramente a la protagonista (ese dragón recuerda a cierto genio de la lámpara) y moraleja que de forma inexorable ha de cerrar la historia. Un estándar expandido dentro de las propuestas de Disney, un déjà vu que se abre paso entre el público más adulto que se ha enfrentado en múltiples ocasiones a la misma película, y sin embargo, una emoción y entretenimiento que se abre paso como el niño o niña que fuimos antaño.
Raya y el último dragón sigue el canon Disney de no tomar riesgos, pero a cambio, ofrece una obra de aventuras clásica llena de momentos cargados de intensidad, emotividad y sentido del humor, aunque no consigue que alejemos nuestros pensamientos del recuerdo de otras películas clásicas.
Lo mejor: la inspiración en el folklore del sureste asiático para crear el mundo mágico de Kumandra, el ritmo de la aventura, las escenas de acción, el sentido del humor, la partitura de Newton Howard.
Lo peor: la sensación de volver a ver el mismo producto marca de la casa, con un envoltorio excelente, pero que decide tomar claramente una senda que no supone ningún riesgo.
Nota: 7/10

«Luca»: El mejor verano
Título original: Luca (95 min.)
Año: 2021
Dirección: Enrico Casarosa
Guión: Jesse Andrews y Mike Jones
Género: Animación, Comedia, Drama
Reparto principal: Animación
Luca es un joven monstruo marino que vive cerca de un hermoso pueblo en la Riviera Italiana. Dedica su vida a cuidar del rebaño de peces de la familia, y su cabeza sueña con la vida que debe existir fuera del mar.
Huyendo del aura de trascendencia habitual que acaban abrazando la mayoría de obras de Pixar, Luca explica una historia sencilla (que no simple), en un idílico entorno (la luminosa y colorida costa italiana), en un momento vital que la mayoría de personas idealizamos (un verano lleno de experiencias y aventuras durante la infancia). Todo bien aderezado con grandes dosis de inocencia, divertimento sin malicia, mensajes positivos y homenajes al cine y la cultura italiana.
La sombra de La sirenita es alargada, y en la última película de Pixar es imposible no pensar en ella como punto de partida común, tomando como motor de la historia la fascinación por descubrir que existe más allá de las fronteras, del magnetismo por lo desconocido. Pero rápidamente los caminos de ambas se desvían. Luca es una fábula sobre la inmigración bañada por un verano idílico en un entorno magnífico, acompañada además por amistades de las que le cambian a uno la vida. El film consigue transmitir el recuerdo que tenemos del mejor verano de nuestra vida, en una época en que todo brillaba y las experiencias se abrían paso de forma desbocada ante nosotros. La propuesta se ha aderezado con la idiosincrasia italiana, sus gentes, la pasta, la música, el cine y la costa mediterránea. Un homenaje a los luminosos veranos con aroma a Fellini y la Vespa como símbolo de libertad.
Existen dos factores que juegan a la contra de Luca, y que si conseguimos evadirnos de ellos, nos sentiremos conectados de forma irremediable con la película. El primero de ellos es tener la sensación de enfrentarnos a un Pixar menor, uno en que los conceptos que trata no resultan tan complejos como en Del revés, Soul o Wall-E, pero no por eso se ha de desmerecer una obra que hace precisamente de su sencillez su principal baluarte. La atracción por lo desconocido, la reafirmación de la propia identidad, el descubrimiento de nuevos referentes y otras formas de vida… Precisamente el segundo factor conecta con algunos de estos elementos. Se ha generado una polémica alrededor del film al tratar la sexualidad de los personajes protagonistas, tanto por abordarla en edad temprana como por establecer una posible relación homosexual entre Luca y Alberto, pero sinceramente, si existe algún rastro de ello en la película, resulta tan sutil y bienintencionado que no debería escandalizar a nadie.
Luca llega en un momento perfecto. Tras una larga y pesimista época de enfrentamiento abierto contra el Covid, el mensaje positivo y esperanzador del film transmite tal bondad y sensación de bienestar que es fácil quedarse prendado y soñar con largos paseos en moto y baños en la costa. El mejor verano.
Lo mejor: el positivismo que transmite, la banda sonora, como consigue encandilar su brillante sencillez, lo palpable de de la brisa mediterránea, el encanto de sus personajes protagonistas.
Lo peor: las polémicas entorno a la sexualidad de los protagonistas pueden enaltecer un debate que debería estar más que superado y que puede ensombrecer a la propia obra.
Nota: 8/10


Me quedo con…
Luca. La aparente sencillez o sensación de obra menor que ofrece el film de Enrico Casarosa rápidamente se abandona para abrir paso a una historia de amistad, de descubrimiento, de verano que marca una vida, embriagando la pantalla con su tono optimista y dejando una sonrisa de idiota tras verla y disfrutar de la historia ambientada en la costa italiana. Raya y el último dragón cumple con creces con su mundo mágico lleno de aventuras y acción ambientado en el folklore del sur este asiático, pero resulta difícil desprenderse de la sensación de estar ante una fórmula estandarizada.
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