Al hablar de mitos, es fácil que asociemos el concepto a la mitología y pensemos en historias fabulosas en las que aparecen dioses o héroes de la edad antigua. Historias que normalmente no tenían un final feliz. En éste artículo se hablará de otros mitos. De esos personajes que brillan con luz propia, han conseguido ser reconocidos por su talento y sobresalen sobre el resto. Todos tenemos nuestros mitos. En las próximas masterclass conoceremos los tres ídolos cinematográficos de un gran aficionado al séptimo arte (y coleccionista compulsivo de todo lo que tenga que ver con ellos), David M. y sus mitos. Hoy, el Vol. 1: Paolo Sorrentino.
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sobre mí
Me llamo David. Nací en los 80. Crecí en los 90. Sobrevivo en el siglo XXI. Soy de Sega, no de Nintendo; de Nesquick, no de Colacao; de Nocilla de dos colores, no de Nutella; de Tente, no de Lego. Para mí, la humanidad se divide en dos tipos de personas: las que aman y las que odian a Maradona. Yo, evidentemente, soy de las primeras. Con el DeLorean de Marty McFly viajaría al pasado para tomar una copa y charlar con el amo de todo esto.
sobre Mitos
No esperen críticas ni análisis. En estas tres breves entregas les hablaré de mis tres ídolos cinematográficos. Nada más. Tres relatos que bien podrían ser tres cartas de agradecimiento y pura admiración. Tres historias que tienen en común un inicio basado en la amistad y que cuentan con anécdotas, alguna información y pinceladas de absurdidad, contradicción y banalidad. Tres textos completamente subjetivos y fundados en nada. O quizás sí… Y es que, cuando hablamos de ídolos, ay, amigos míos, ahí la cosa cambia por completo. La racionalidad pasa a un segundo plano. A ellos se lo perdonamos todo. Podemos coincidir con la gente que considera que cada artista tiene dos o tres grandes obras en su haber y el resto son secundarias, relleno. O bien con los otros, los que opinan que lo importante no es la obra en sí misma o la voz de un artista en concreto, sino el contexto o la época. Vale, de acuerdo. Pero reconozcámoslo. A todos nos ha pasado. Un buen día, en un instante decisivo, se obró la magia y nos sucedió algo maravilloso, extraordinario, irracional, casi místico: surgió la pasión. Pues bien, de eso trata Mitos. De tres directores de cine que son la vida. Sean bienvenidos y pónganse en pie con…
por David M.
Una noche insulsa de un fin de semana cualquiera. Disco externo de 1 terabyte repleto de películas que me han pasado varios amigos. Con total desconocimiento, al azar, escojo una tal La Gran Belleza. Botón play. Pasan cinco minutos y pienso: “pero qué es esto?”. Impactado, sigo solamente para poder salir de mi duda mental: es una obra de arte o basura? Aquí, querido Epicuro, no existe término medio. Un inicio así o bien lo hace un genio, o bien un imbécil. Dejo pasar unos minutos prudenciales más y, por fin, doy con la respuesta: resulta ser lo primero. Desde ese preciso instante, Paolo Sorrentino pasa a mi Olimpo particular. Doy fe de ello.
Al principio, tengo que rebobinar para atrás, ir al pasado, a los inicios. Investigo y averiguo que es de Nápoles y un apasionado del fútbol porque “nunca se sabe el final” y “cada partido propone un guion imprevisible”2. Que, de pequeño, sus padres “se hacían los locos cuando los jueves se saltaba clases para ir a ver entrenar”1 a su querido Napoli. Que esos mismos padres “murieron en un fatídico accidente cuando él tenía tan solo 16 años”3. Que esto de ser cineasta lo empezó de forma autodidacta y “creía que no lograría”2. Hablar de Sorrentino también es hablar, inevitablemente, de Fellini, cineasta al que Paolo nunca ha negado un “amor profundo”4. Y, por supuesto, descubro que, como yo, es un enamorado de Maradona. El Diez es su “infancia”1 y quién le “salvó la vida”3. A quien le dedica un Óscar y la persona que le puso en contacto con la belleza2 y la maravilla del espectáculo puro5. Y qué espectáculo, qué espectáculo! Después de saber todo eso se reafirma más el mito. Veo Il divo y Un lugar donde quedarse. Leo Todos tienen razón y Tony Pagoda y sus amigos. Aumenta más el mito. Ya en completa consciencia, veo en el cine La juventud y en casa The Young Pope. Sublimes, unas obras maestras. Me doy cuenta de que, en todas ellas, la música es vital, un eje importantísimo, porque para Paolo “la música es el medio más inmediato para transmitir las emociones. Una película debe ofrecer en primer lugar un gran espectáculo y la música es un soporte de primera clase para garantizar que eso suceda”6. Una selección que puede ir desde Laurent Garnier a Sumi Jo, pasando por Bob Sinclair & Raffaella Carrà, por citar algunos ejemplos. Empezar una película así, por qué no? Qué cabe esperar de alguien que, en palabras de Toni Servillo, conocido por su papel de Jep Gambardella, protagonista de La gran belleza, “es un trabajador incansable, que llega al rodaje con todas las secuencias en la cabeza, de la primera a la última”7. Y lo entiendo, porque mientras lees su libro La juventud (Plataforma Editorial, 2015) vas visualizando, nítidamente, las escenas, como en una película: Venecia, de noche. Esporádicas e irregulares, como chasquidos mitigados que provinieran del fondo del mar o de la consciencia, se dejan oír de vez en cuando unas notas breves de guitarra. El panorama es como una visión. Una visión preciosa: la plaza de San Marcos desierta e inundada. Inmensa, con los soportales y los palacios inolvidables y un lago cuadrado que lame todas las columnas. Una pasarela larga y estrecha permite cruzar la plaza. Pero no hay nadie, por ahora. Más tarde, durante la noche de esta ciudad misteriosa por definición, aparece Fred Ballinger al fondo de la estrecha pasarela. Camina con pasos cortos, fatigados y vulnerables, como suelen hacer los ancianos. Fred levanta la vista y divisa, en el extremo opuesto de la pasarela, a un ser femenino escultural que avanza en su dirección. Y así proceden, como los únicos seres humanos en esta Venecia irreal e inundada. Ahora están más cerca, a punto de cruzarse, y Fred, con estupor mal disimulado, calibra a la mujer: un metro ochenta y cinco. De una belleza imposible, cabellos negros y ojos verdes: parece mentira, lleva un bañador y una faja cruzada con el lema «Miss Universo». Avanza por la pasarela con el porte inhumano propio de las top models durante los desfiles. Están a punto de cruzarse. Pero la pasarela solo tiene un metro de ancho, de modo que ambos se ponen de lado para permitir el paso del otro sin verse obligados a saltar. Inevitablemente, se rozan. El escote lozano de Miss Universo acaricia el pecho exiguo de Fred Ballinger. Él mira desde abajo como quien otea una tragedia benigna. Ella, gélida como todas las misses, mantiene la mirada perdida en el vacío, ajena al ambiguo roce fugaz de su cuerpo perfecto contra el de Fred. Superado el riesgo de accidente, cada cual prosigue por su camino. La miss, de espaldas, se aleja contoneándose bajo la luna llena, rodeada por la masa de agua, como en un sueño de equívoco de Dolce & Gabbana. Fred avanza por la pasarela y empieza a sentir miedo, y con razón: la marea está subiendo repentinamente de nivel. Inunda la pasarela, le cubre los pies, luego los tobillos, las rodillas. Fred trata de caminar más deprisa, pero es viejo y el agua opone resistencia. Se vuelve y reprime un grito, como si pidiera socorro a Miss Universo. –¡Melanie, Melanie! Pero Miss Universo ya no está, como si se hubiera volatilizado. Fred sigue adelante, el agua casi le alcanza el pecho, ahora el cuello, el mentón, y, aterrado, ahoga una nota cuando, por suerte…”.
De Sorrentino me gusta su trato de la belleza, esa oda a lo sublime y lo mundano en potentes imágenes emotivas, sugerentes y que no te dejan impasible. La obra de Paolo es arte en mayúsculas. Escribe y dirige magistralmente. Y es que, para él, la literatura y el cine, “le dan la posibilidad de escapar de la realidad. No porque ésta no sea bella, sino porque tener dos realidades, una verdadera y otra ficticia, es más divertido que tener sólo una»8. Amén Paolo. Por eso estaremos atentos a tus dos nuevas realidades: Loro y The New Pope9. Porque, aunque esté de acuerdo con un amigo cuando dice que ya no le pasa ir al cine y que una película consiga emocionarlo, si existe alguien capaz de lograrlo en la actualidad, ese es Paolo Sorrentino.
Aunque no sé si ahora es el momento creativo más brillante del director napolitano, el tiempo lo dirá, una cosa sí está clara, digámoslo ya: Paolo Sorrentino es un genio! Perdonad, pero he tardado mucho en decirlo. Así que si, como a él, lo que os “fascina son las personas capaces de sorprender y apasionar a los demás”10, corred, id rápido! Ved y leed a Paolo Sorrentino para que nunca os puedan decir aquello de «E che ve site perso!»11. Yo, por suerte, ya no. Grazie mille Paolo!
FILMOGRAFÍA
- L’uomo in più (tráiler)
- Le conseguenze dell’amore (tráiler)
- L’amico di famiglia (tráiler)
- Il divo (tráiler)
- Questo deve essere il posto (tráiler)
- La grande bellezza (tráiler)
- La giovinezza (tráiler)
- The Young Pope (tráiler)
LIBROS
- Todos tienen razón (ficha)
- Tony Pagoda y sus amigos (ficha)
- La juventud (ficha)
- Il peso di Dio (ficha)
BIBLIOGRAFÍA
Fotografía de Gianni Cipriano – http://www.giannicipriano.com
- Papel – El Mundo (21/01/2016): http://www.elmundo.es
- El País Semanal (25/12/2016): http://www.elpaissemanal.elpais.com
- 3.Clarín (23/10/2016): http://www.clarin.com
- RTVE (04/12/2013): http://www.rtve.es
- Panenka #41 (05/2015): http://tienda.panenka.org/es/panenka-41
- Paolo Sorrentino. Music for films. (2017) Warner Music Italia.
- El País (26/5/2017): http://www.elpais.com
- El Mundo (29/01/2017): http://www.elmundo.es
- El País (16/5/2017): http://www.elpais.com
- El Periódico (23/01/2016): http://www.elperiodico.com
- El Mundo (23/01/2017): http://www.elmundo.es
AGRADECIMIENTO
Gracias a mi amigo Pere por incluirme “La Gran Belleza” en su carpeta.
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